La guerra económica sin cuartel  entre Estados Unidos y China ya tiene a su primera víctima: Huawei.

Después del incremento de escaramuzas entre norteamericanos y chinos,incluyendo presiones norteamericanas para que europeos y aliados no contrataran la tecnología 5G con Huawai, Donald Trump decidió declarar el viernes pasado el estado de “emergencia nacional” argumentando la necesidad de proteger las redes informáticas de Estados Unidos de los adversarios chinos, y más concretamente de Huawei.

Tras declararse la “emergencia nacional”, con la que se prohibía que empresas que contraten con proveedores extranjeros participar de las redes de telecomunicaciones estadounidenses, las divisiones norteamericanas amenazaron con un ataque por ‘software’ y ‘hardware’.

Ello supuso que Google amenazara con dejar sin actualizaciones de software (Android) a Huawei, lo que convertiría a sus teléfonos vendidos en obsoletos casi al instante y sus próximos terminales en cacharros de escaso valor. Finalmente, el inminente ataque quedó en un ultimátum: tres meses.

El veto entrará en vigor el próximo 19 de agosto si nada lo remedia— sería imposible a día de hoy determinar el resultado de la batalla y los daños colaterales, los cuales serían sufridos en casi todo el planeta.

Por un lado, Google dejaría de suministrar software y componentes a Huawei, lo que implicaría que los terminales y las tabletas chinas dejaran de actualizarse con las correspondientes versiones de Android y no pudieran usar aplicaciones tan exitosas y populares como Gmail, Youtube o Google Maps, entre otras.

Múltiples analistas afirman que un golpe de esta naturaleza tendría importantes consecuencias en Huawei dado que tendría que crear su propio sistema operativo y sus propias aplicaciones y que ello sucediera de forma rápida y exitosa.

La respuesta china

Por otra parte, la respuesta de China a la amenaza norteamericana puede consistir en restringir las exportaciones de ‘tierras raras’, imprescindibles para la fabricación de productos de alta tecnología como automóviles eléctricos. No hay que olvidar que la subida de aranceles norteamericanos a China hace dos semanas fue respondida por el gigante asiático con una subida del 10 al 25% sobre productos norteamericanos (entre los que no estaban las tierras raras). Una medida muy lógica si tenemos en cuenta que China produce el 90% de tierras raras en todo el mundo.

Pero los asiáticos cuentan con más munición, pues nadie puede descartar que realicen una ofensiva sobre Apple en su territorio. La compañía de la manzana mordida, antaño arcoíris, podría quedar seriamente dañada de continuar el conflicto, pues entre las más de 200 empresas de 43 países diferentes que proveen a Apple una cantidad más que considerable son chinas (y taiwanesas). Por ejemplo, las baterías del iPhone son proporcionadas por Sunwoda Electronic, ubicada en Shenzhen, y los chips de la serie ‘A’, aunque son fabricados por Apple, son producidos por TSMC en fabricas chinas y taiwanesas.

Huawei incrementó sus ventas un 34,8% en 2018 y consiguió vender 202,9 millones de terminales móviles en todo el mundo. Se trata de la tercera compañía en venta de smartphones a nivel mundial, detrás de Apple —a la que sigue muy de cerca— y de Samsung. No se trata, por tanto, de una compañía cualquiera y teniendo el mundo un nivel tan elevado de globalización resulta casi imposible que empresas del resto del planeta, norteamericanas y de cualquier otro país, no resulten afectadas por un ataque bélico a nivel comercial de la magnitud del que pretenden los norteamericanos.

Fuente: RT en Español