Hace 4 años Tomás Machuca jugaba al fútbol y rompió sus canilleras. No tenía el dinero para comprar otras, pero eso no impidió que agudizara su ingenio para ver de que manera conseguir un nuevo par.

Fue hasta el patio de su casa, agarró un balde viejo de plástico que estaba en desuso. Acto seguido, lo cortó, tomando la forma de su propia pierna como molde y, además, le agregó su toque personal pintando y dibujando unos diseños.

Al otro día, las usó en el entrenamiento y aunque a todos les gusto la originalidad, él no se sintió tan gusto con el trabajo final.

Entrevistado por Infobae, Tomás contó: “Mis compañeros me preguntaron que dónde los compré, que de dónde los había sacado porque además estaban personalizados… Me dio vergüenza decirles que los había hecho yo y con un balde, así que les dije que un tío que vivía en Buenos Aires los vendía y que me los había mandado”, relató recordando sus comienzos.

Pero la idea prosperó en su mente y fue allí que vio el inicio de un emprendimiento. Fue así que le pidió ayuda a un amigo para hacer los primeros diseños personalizados que comenzó vendiendo de a poco. En sus comienzos, no estaba en sus planes crear su propia marca, pero el destino lo sorprendió y unos años después lo encontró llevando un par desde su Rosario natal al predio de la AFA, para el futbolista Lautaro Blanco.

Una vida en el fútbol

El joven de 21 años relata sus comienzos:  “Desde los 6 años juego al futbol y cuando estaba en las inferiores del club de acá, a los 16 años, en un entrenamiento me dieron tal patada que me rompieron las canilleras que tenía y que me las había comprado hacía poco”.

Y sigue: “En casa no sobraba como para comprarme otra así que decidí buscar la forma de hacerme unas yo mismo: agarré un balde que había tirado en el patio de casa, lo corté ahí con una sierra, le di forma con un secador de pelo y un amigo le hizo un diseño con una de unas imágenes en Paint para poder pegárselo. Las hice personalizadas y al siguiente partido todos mis compañeros me preguntaban dónde las había sacado”.

“Pensé que estaría bueno armar algo por ese lado. Se me ocurrió hacer venta online y le propuse a un amigo comenzar a fabricar para vender. Me miró con cara rara, pero me dijo que vayamos para adelante”, recuerda entre risas.

En la misma línea, recuerda: “Comenzamos a recibir pedidos y lo que juntábamos no era suficiente, así que decidimos dar el salto y empezar a transformar tapitas plásticas de botellas. También dejamos de hacer las personalizaciones porque eso llevaba mucho tiempo, así que empezamos a trabajar en la construcción de una marca”, explica Tomas.
A su vez, resalta la importancia ecológica de la empresa que hoy cuenta con más de diez empleados: “A través de este impacto positivo de negocio logramos un impacto ambiental y social”

Por ultimo reflexiona: “A la Selección mayor aún no hemos llegado, pero estamos trabajando con clubes como San Lorenzo, Argentinos Juniors, Talleres de Córdoba, entre otros, y les ofrecemos la sustentabilidad como generación de ingresos porque nos dimos cuenta de que para el deporte en Argentina la sustentabilidad está haciendo un tema ajeno y presentamos una propuesta a los clubes para que puedan traducirlo de manera sostenible en todos sus aspectos, tanto financieramente como con un impacto positivo para el medio ambiente y sostenible en el tiempo”.

Cuatro años después, Tomás se presenta en su Instagram como: “El pibe de las canilleras” y una leyenda que reza: “Emprendiendo con impacto ambiental”.

Su marca es Fenikks y utiliza tapitas de plástico para realizar sus famosas canilleras ideadas a partir de un simple balde de plástico.
Fuente: Infobae