El cordobés Gustavo Fernández, tenista en silla de ruedas, hizo pública una carta en donde, luego de renunciar a su nominación de los Premios Olimpia ya que se lo incluyó dentro de la terna “deporte paralímpico”, la cual seguramente ganaría y lo habilitaría a luchar por el Olimpia de Oro tras haberse quedado con tres Grand Slam y el número 1 del ranking durante 2019.

“Yo no voy a participar ni ser cómplice de ningún acto de discriminación”, aclara en el final de la carta que invita a leer detenidamente y repensar las formas en que se destrata al deporte paralímpico. “Creo que, si el deportista paralímpico hizo méritos deportivos suficientes y reúne las cualidades para ser considerado dentro de la elite, debería estar ternado e incluido dentro de su deporte”, remarcó el riotercerense.

La carta completa:

EL DEPORTE PARALÍMPICO Y LA OPORTUNIDAD DE PROGRESAR

Mas que un comunicado de prensa, esta carta es una forma de expresar una opinión personal sobre un tema que nos compete a todos. Estas palabras representan mi forma de ver la realidad, y entiendo que no todos estemos de acuerdo u opinemos de la misma manera. Dos años atrás fui nominado a los Premios Olimpia (terna paralímpica) y, por primera vez, estuve presente en el evento para recibir ese reconocimiento y así ganar el Olimpia de Plata. Sin embargo, en vez de sentirme reconocido y valorado, que estimo es el objetivo principal de la gala, me sentí discriminado y afectado como pocas veces en mi vida. Tomé real sentido de lo que significa la terna “Deporte Paralímpico” para la sociedad, de cómo los demás ven a los deportistas paralímpicos. Poco importa lo que hagamos como deportistas; siempre se nos mide con una vara distinta. ¿Qué quiere decir esto? Sin importar cuánto trabajemos para mejorar, para evolucionar, para crecer en cualquier aspecto de nuestro deporte, nunca vamos a pasar la barrera que se genera socialmente pura y exclusivamente por la discapacidad. Asimismo, también existen actitudes y comportamientos que constituyen  discriminación positiva; aun siendo novatos o haciendo el deporte a nivel social, se reconoce a la persona simplemente por el hecho de tener una discapacidad y hacer un deporte. Estoy en desacuerdo con esto y cualquier otra forma de discriminación. No tiene que ser un aspecto distintivo que un discapacitado realice un deporte o, yendo más allá, que tenga una vida plena, sueñe y se realice como persona. Da igual cada caso en particular, y los medios que cada uno utilice para realizarse. Por miedo, a veces, evitamos juzgar o evaluar a una persona con discapacidad, haga la actividad que haga, y lo único que logramos es no comprenderlo en su totalidad y, como resultado, terminamos excluyéndolo. Por lo contrario, lo que deberíamos hacer es naturalizar su condición, informarnos y, de esa forma, entender de qué se trata la discapacidad para generar una real inclusión. Necesitamos analizarnos de igual manera dentro de nuestras diferencias.

Un deportista reúne cualidades técnicas, físicas, mentales, competitivas, personales. Estas cualidades son fundamentales en cualquier deporte que se haga, y se pueden analizar por igual, dentro de la particularidad que tiene cada deporte. Por estas cualidades trabaja duramente el deportista día a día, por ellas se sacrifica tanto. El deportista paralímpico no es la excepción. Es entendible que al ser el deporte paralímpico más nuevo que el deporte olímpico haya aun deportes en desarrollo y que quizás la competencia no sea exactamente igual que en el deporte olímpico. Pero las cualidades deportivas de cada individuo sí pueden ser calificadas y juzgadas de igual forma. Eso es lo que pretendo expresar con estas palabras, y lo que intento comunicar con mi decisión. Creo que, si el deportista paralímpico hizo méritos deportivos suficientes y reúne las cualidades para ser considerado dentro de la elite, debería estar ternado e incluido dentro de su deporte, por más que no compita directamente contra su colega olímpico. El deportista paralímpico debe tener la posibilidad de ser considerado como igual, creer que deportivamente tiene el mismo valor, para que, de esa forma, pueda seguir con su desarrollo y crecimiento, tanto colectivo como individual. Este es, en mi opinión, el gran paso que debemos dar.

Cuando se tiene la oportunidad de hacer un cambio grande, vale la pena luchar por eso. No es una lucha individual, o un beneficio personal; es algo que quisiera quede para siempre para que nunca más un discapacitado vuelva a sufrir discriminación en relación a este tema. Es un aporte a nuestro crecimiento como sociedad. Yo no voy a participar ni ser cómplice de ningún acto de discriminación. Es por eso que mi decisión de aquí en adelante no participar en los Premios Olimpia, ni en ningún otro premio en donde se diferencien las disciplinas olímpicas y paralímpicas.