El país anglosajón, con más de 50 mil contagios diarios y cerca de un millón de personas en aislamiento, pero con una baja mortalidad, celebró su “freedom day” (día de la libertad) desde la medianoche, levantando la mayoría de las restricciones sanitarias.

El hecho consistió en la apertura irrestricta de restaurantes, negocios, pubs y discotecas que tenían cerradas sus puertas desde marzo del 2020 y en la no obligatoriedad de usar tapabocas, mantener la distancia social y cumplir un aforo. Estas disposiciones se mantendrán vigentes mientras no se eleve el índice de mortalidad.

Si bien el Reino Unido es uno de los países europeos a la vanguardia de la vacunación, con el 88% de los adultos inoculados con una dosis y el 68% con dos, el propio gobierno anticipa que en agosto los contagios superarán los 100 mil casos diarios.

Pese a estas medidas, el primer ministro, Boris Johnson, advirtió por Twitter a la población: “Recordemos que el virus no ha sido vencido. Los casos están aumentando y vemos lamentablemente que la variante Delta es extremadamente contagiosa”.

En Gales, Escocia e Irlanda del Norte – es decir en el resto del Reino Unido – el levantamiento de las restricciones será más gradual que en Inglaterra y con limitaciones.

Si la estrategia inglesa da “buenos resultados” -poca ocupación de camas de terapia intensiva y pocos muertos- podría ser la pauta a seguir para el resto del mundo, aunque muchos especialistas lo califican como una “imprudencia precipitada”.