La cantora trans no binaria Ferni de Gyldenfeldt.

Días atrás, la cantora trans no binaria Ferni de Gyldenfeldt, encantó al jurado del Pre-Cosquín 2022 con su imponente voz y su presencia, en sus propias palabras, “revolucionaria”, que cambió la tradición de un festival de folklore donde la heteronormatividad y el binarismo fueron conceptos muy arraigados, marcando formas de ser en el mundo, prácticamente indiscutibles.

El 18 y 19 de diciembre pasados, la artista se presentó en el escenario Atahualpa Yupanqui de la Plaza Próspero Molina de Cosquín, -interpretando la Celedonia Batista, huaino de Teresa Parodi y Coplas del Valle de Lorena Carpanchay (coplera travesti de los Valles Calchaquíes) y música de la misma Ferni de Gyldenfeldt-, y resultó finalista en la categoría solista vocal. La final nacional del certamen será los días 17 y 18 de enero y la noche de los ganadores, será la del miércoles 19 de enero.

Cabe destacar que para poder participar del concurso Pre-Cosquín, sede Buenos Aires, por su orientación sexual, a Ferni en principios se le negó la participación. Ella denunció al Inadi (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo) la situación, y logró que el tradicional Festival Nacional de Folclore de Cosquín anulara las categorías de “voz femenina” y “voz masculina” en su concurso Pre-Cosquín. Ahora solo existe categoría “solista vocal”, sin distinción de género.

Después de ese cambio histórico en el concurso folklórico, se impuso como intérprete en la sede porteña del Pre-Cosquín, y así fue ganando terreno con sus presentaciones hasta llegar a la final, junto a los guitarristas Nahuel Quipildor y José Ferrufino, quienes la acompañaron en distintos momentos.

La artista tiene 32 años, se forma en música desde los 12 y canta desde los 16. Estudió guitarra y hasta canto lírico en la Universidad Nacional de las Artes. Cantó en óperas, interpretando papeles centrales en diferentes compañías artísticas y teatros. Luego, a partir de los 20 años, también estudió y se metió de lleno en el repertorio de música popular argentina.

Escuchar y aprender música nacional la conmueve y la lleva a recorrer el camino que actualmente está transitando. Además formó parte de Allpa Munay (tierra amada) en Quechua, con el que investigó la obra de Atahualpa Yupanqui, realizó varias giras por el país y comenzó a aprender el rol de cantora. Hoy tiene junto a Nahuel Quipildor, el proyecto Folklore en transición, con el que crea y produce nuevos temas para el cancionero folklórico.

En conversación con Carlos Paz Vivo!, Ferni de Gyldenfeldt contó lo que significa para ella este logro artístico, y cómo vive la posibilidad de que las disidencias sexuales hoy sean tenidas en cuenta, puedan expresarse, y mostrar sus talentos en lugares que antes les eran negados.

-¿Cómo estás viviendo este gran momento en tu carrera, a partir también de un acto de valentía, como fue la denuncia al Inadi para poder participar del Pre-Cosquín?

-Realmente estoy muy feliz, contenta, emocionada. Recibí esta noticia de estar en la final, rodeada de mi familia, de amigues, de “La Pirincha”, compañera histórica del patio de resistencia de Cosquín. Con La Flor, con José Ferrufino, guitarrista que me acompañó. Todes expectantes. Cuatro de la mañana salió el jurado y recibí la noticia con mucha felicidad, confirmando que lo que está pasando, más allá de que me toque protagonizarlo a mí, es un momento histórico. Algo muy hermoso que estamos viviendo como sociedad, que es que se amplíen los derechos para todes les artistas. Ahora hay muchas expectativas, un sueño estar en la final. Estoy proyectando, concentrándome para darlo todo y brindar el mensaje que tengo para dar desde el canto, la interpretación, mi esencia de cantora disidente.

 

 

Ver esta publicación en Instagram

 

Una publicación compartida por Ferni (@fernigylden)

-Y todo lo que eso significa para tantas personas. Apostaste y creiste en vos misma y de ese modo luchaste por otros..

Como decís vos, ese significado…Lo que significa estar cantando en un escenario que en principios parecía denegado. Desde ese momento, en septiembre pasado, que desde la comisión me dijeron que no podía participar por el tema de mi documento, por ser no binaria, hasta lo que hoy se consiguió… increíble. Es muy emocionante ese racconto personal de todo lo que fue ocurriendo. Saberme en esta instancia como finalista es muy movilizador, sobre todo en este rubro de solista vocal que no distingue entre los géneros. Esto da la posibilidad a todes de ser reconocides como legítemes intérpretes de folklore.

-¿Qué reflexiones merece este momento histórico respecto a la conquista de derechos de las minorías?

Después de mi última actuación en Cosquín, miraba a todos y pensaba: estamos en un templo, que es este Festival de la música folklórica, que refleja a la sociedad en su aspecto expresivo pero también en materia de géneros. Es el templo del binarismo, lo sabemos, no es un insulto. Es el templo a la tradición de todo, incluso a la binaria. Está la paisana, el paisano, el gaucho y la chinita. Y observaba todos los conjuntos de danza y todas las cosas que hacían las personas, muy diferenciadas según su genitalidad. Me dije, claro, yo en un momento doy vuelta el plato y va a aparecer una trava. Una trans no binaria cantando ‘Ya vienen las maricas cantando la tonada’. Cuando ocurrió viví el presente y no me disocié, trato de no dimensionar tanto cuando canto, porque si lo hago, creo que me pongo a llorar y no puedo cantar. Simplemente hice lo que hago, para lo cual estudié y sigo estudiando, que es cantar, interpretar, comunicar.

-Desde tu arte, hacer visible otras formas de estar en el mundo…

-Claro, el tema del género y la sexualidad es algo que requiere profundidad, pero tiene que ver con esto de hacer visible estas improntas propias de cada une y poder mostrarlas sin miedo. Poder vivir en libertad y desde ese lugar, porqué no, también cantar folklore y mostrarnos así, sin tener que chamuyar ni caretear, ni disfrazar nada.

-¿Cuánto creés que ha cambiado la sociedad en estos temas realmente?

-Creo que la sociedad ha cambiado, sobretodo instituciones públicas como lo es en este caso el Festival de Cosquín. Es un momento diferente. Incluso hace 5 años, con la Ley de matrimonio igualitario todo empezó a cambiar, con la Ley de cupo laboral travesti y trans, el decreto de documento no binario, etc. Es decir, estamos viviendo a nivel legal, cambios que han legitimado y reconocen los derechos de las diversidades y las disidencias sexuales. Entonces creo que una parte de la sociedad en un punto, nos ha demostrado que va queriendo respetar a todas, todos y todes.

-¿Y en lo personal, el reconocimiento del público?

-Voy viendo por ejemplo, qué cantidad de respuestas tienen los videos que subo, veo que se van viralizando, se van compartiendo en YouTube, en Facebook, etc. Veo una cantidad de mensajes que me llegan, los buenos y los malos. También existe una gran cantidad de personas que piensan y me dicen que soy un mamarracho, escriben ‘Qué hace este loco’, ‘Este es el que hizo el quilombo con el Inadi, por eso lo dejan cantar’, siempre nombrándome masculino. Es decir, aún hay un grupo de personas que tienen mucho miedo y resisten a cualquier tipo de modificación, a ver algo distinto a lo que les han marcado que es lo correcto. Creo en lo personal que parte del sanar en la vida, para todos aquellos que somos disidentes sexuales, tiene que ver con poder salir de esos esquemas que nos duelen, que nos han marcado como ‘lo bueno’, ‘lo correcto’, el ‘deber ser’. Romper eso es el acto de mayor coraje de la vida, un acto de empoderamiento, enraizamiento. Muchas personas no entienden eso. Es ignorancia, pienso. Como diría Susy Shock en su milonga queer: “Les da pánico el espejo, cuando miran lo que somos”. ¿Nos tienen miedo a nosotres o se tienen miedo a ellos mismos? Creo que en eso reside la resistencia a lo diferente que hay en un sector importante de la sociedad todavía.