Esta semana al menos tres personas relacionadas directa o indirectamente con la política me preguntaron si conocía tal o cualencuesta que andaba circulando.

 Luego, cuando desde este medio se decidió encargar un sondeo a la Fundación Ciudadanos 365 para el día de la primavera hubo quienes pensaron que se estaba preguntando también sobre intención de voto para Carlos Paz.

La política hoy y desde hace tiempo se maneja así, con números, sondeos, apreciaciones de analistas devenidos en grandesinterpretadores de la realidad, de la opinión pública, de las doñas Rosas. La novedad (¿novedad?) tiene que ver con las nuevas tecnologías y las diferentes maneras y canales que hoy existen para llegar al votante y para saber qué está pensando el ciudadano. Hay algunos periodistas y hombres cercanos a la política que aparecen como dioses del Oráculo a los que hay que consultar para saber el camino a seguir.

Hay gente que se ha “profesionalizado” en esta materia y es muy conocedora de los pasillos del poder. Siempre están. Más allá delpolítico de turno, siempre están, son hilanders. Y se reproducen como gremlins.

Hay mucho vendedor de humo en el ambiente político. Sucede que el perfil “exitoso” de nuestra clase dirigente tiende a generar unaimagen de un líder fuerte, encerrado entre un grupo de adulones y obsecuentes, que no suele ver la realidad a través de ojos propios ypara el cual este tipo de “brujos”, de interpretadores de la verdad, le cabe justito. Y no estoy hablando de astrólogos o videntes, quienes también son muy consultados por políticos locales.

Una vez concurrí a una clase magistral (¿magistral?) de uno de estos encuestadores que no vale la pena nombrar. Le pregunté eso, si no se sentía un brujo. Se enojó mucho, no me contestó y siguió atendiendo las preguntas más afines a los números.

Hay sondeos dando vueltas por Carlos Paz desde hace al menos dos años sobre la intención de voto. Hay dos panoramas planteados: uno con Carlos Felpeto en la carrera y otro sin él. Según de quién venga la interpretación, los candidatos aparecen más arriba o más abajo. Pero no hay nada muy claro y como suele decirse en estos casos, es en la propia arena política donde se ven los ganadores y perdedores. Esta ansia anticipatorio típica de nuestro tiempo parece llenar las cabezas de los políticos y los bolsillos de los encuestadores. Hay trabajos muy serios, sí. Pero no suelen conocerse o se pierden en el desvelo por echar a rodar números que favorecen a tal o cual y dan más abajo a otros. Hay políticos que no mueven un dedo sin saber qué piensa la gente de cualquier tema. Demagogia marketinera. Podrían pensar, tal vez, en qué tipo de acciones tomar para cambiar las cosas al menos un poco. Pero eso, a veces, suele interpretarse como pianta votos.