A finales de marzo, el Ejecutivo de Carlos Paz deberá hacer el llamado a elecciones para que el último domingo de junio, que cae 29, se vote para elegir al Defensor del Pueblo de la Ciudad.
Y si bien se trata de una institución que no lejos de ganar prestigio entre los vecinos, es prácticamente desconocida para los carlospacenses, fue instituida por la Carta Orgánica Municipal sancionada en 2007. Por ende, es menester que el Gobierno local dé a conocer los plazos que se estipulan para que los partidos políticos presenten sus candidatos para el cargo. El sueldo es, quizás, lo más atractivo para los políticos locales: el ombudsman gana lo mismo que el intendente, algo así como 3 millones de pesos, en la actualidad.
Desde el día en que se haga la convocatoria empezarán a correr los tiempos para la elección y los partidos políticos o alianzas electorales deberán presentar sus cartas.
En un año difícil de leer para los viejos dirigentes de la política local, con un esquema de La Libertada Avanza y con un presidente Javier Milei que continúa con una alta consideración de los vecinos de Carlos Paz, donde ganó con contundencia en 2023, nada se sabe sobre qué camino seguirán los partidos o alianzas electorales locales.
Juntos por Carlos Paz está totalmente roto; el peronismo local no ha avisado todavía cuál será su decisión en torno a esa elección, y el oficialismo sigue en silencio absoluto en torno a la elección de junio.
No se habla de candidaturas pero en los 90 días previos a la elección del Defensor del Pueblo el Gobierno tiene que informar la convocatoria a la elección que, en su última edición, tuvo una escasísima convocatoria. ¿Será ese el objetivo?, se puede llegara a preguntar al señalar que para alguna corriente política es mejor que la gente vaya poco a votar.
Lo cierto es que los plazos comenzarán a correr y será importante la difusión para que la gente sepa qué se vota y cuáles son los verdaderos objetivos de una institución que, en los pasillos de la política local no tiene mucha consideración.
Vení votá
“Che pibe, vení votá”, reza el tema que cantaban León Gieco y Raúl Porchetto en los primeros ’80. La idea era que los jóvenes a los que se les había negado por casi una década la posibilidad de votar, fueran a las urnas para elegir al nuevo presidente de la democracia que volvía al país después de los años más duros y oscuros de la historia.
La tendencia parece haberse revertido en la idea de que es mejor que sean pocos los que vayan a votar para poder manejar los resultados.
La idea de la democracia como sistema de gobierno es volver a esa ilusión de Gieco y de Porchetto, dos exponentes de la cultura y del rock nacional.