Carina Drigani.

El TSJ ratificó que Carina Drigani Bulla, la mujer cuyo cuerpo apareció en el arroyo de Icho Cruz hace casi 7 años, no fue víctima de femicidio. El tribunal negó que haya sido un crimen y avaló la absolución del novio. Hugo Salas llegó a estar preso tres años siendo inocente, de acuerdo a lo informado por La Voz del Interior.

Todo fue un dramático y penoso accidente en un arroyo y con consecuencias fatales. No fue un caso de violencia de género con resultado criminal. No fue femicidio y ni siquiera se trató de un homicidio.

Casi siete años después, la Justicia de Córdoba puso punto final al enigma de Carina Drigani Bulla, la fisioterapeuta de 44 años, madre de cuatro chicos, cuyo cuerpo fue encontrado en el arroyo de Icho Cruz, en el valle de Punilla, en aquel mayo de 2016.

En las últimas horas, la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia (TSJ) de Córdoba descartó la hipótesis de un femicidio, ratificó que todo fue un accidente y remarcó la absolución del novio de Carina, el comerciante Hugo Antonio Salas, quien hoy bordea los 80 años.

Ante ese fallo absolutorio, los representantes legales de los hijos de la mujer habían presentado distintos recursos de casación, al entender que se había tratado de un asesinato encuadrado en violencia de género.

Tres años después, la máxima instancia judicial de Córdoba echó por tierra esas apelaciones y ratificó que todo fue un accidente. O mejor dicho, un fatal accidente.

Lo que sucedió según la Justicia

Para la Justicia esto fue lo que pasó: Carina, una víctima absolutamente vulnerable en distintas facetas de su existencia y con distintos padecimientos psicológicos, tomó ansiolíticos en cantidades, salió a caminar sin rumbo y, a la vera de un arroyo, se resbaló o tropezó, y cayó parcialmente sobre el curso de agua.

El arroyo tenía un caudal bajo. Su cabeza quedó levemente sumergida y falleció finalmente.

Carina sufrió un episodio de pérdida de consciencia similar a otros vividos con anterioridad a lo largo de su compleja vida, de acuerdo a lo que entendieron los jueces.

Pronto se dará a conocer qué decisión tomarán los herederos de esa mujer y si apelarán ante la Corte Suprema.

El enigma que se mantuvo durante años

Carina desapareció el 3 de mayo de 2016 en Córdoba Capital. La mujer, madre de cuatro chicos, tenía que volver a su consultorio de Alto Alberdi para atender a unos pacientes. Sin embargo, se le perdió todo rastro.

La causa recayó en la por entonces fiscal de Violencia Familiar N°1 de Córdoba, Mercedes Balestrini (hoy fiscal de Cámara).

Como Carina tenía botón antipánico, la fiscal dispuso la detención de la expareja, Daniel Baretta.

En aquella época, en las calles de Córdoba y del país comenzaban a repetirse las marchas del Ni Una Menos, ante la atroz e imparable violencia machista.

Los investigadores lo entrevistaban: “¿Dónde la tiraste? Dónde tiraste el cuerpo? Confesá…”.

El 5 de mayo siguiente, mientras la Policía y la Justicia no daban con la mujer, unos niños que jugaban a la vera del arroyo La Aguada, en Icho Cruz, dieron con un impensado cuadro de espanto. Semisumergido, estaba el cuerpo de una mujer de cabellos rubios.

La zona se llenó de policías, bomberos, funcionarios y funcionarias. A las horas, se supo que era Carina.

La autopsia determinó que había muerto por asfixia por inmersión.

En su organismo se hallaron restos de somníferos, calmantes y otras sustancias. Carina solía tomarlos. Padecía trastornos psicológicos. Había estado internada en centros de tratamientos psiquiátricos.

Recién en junio, de ese 2016, Beretta fue liberado cuando pudo demostrar que no tenía nada que ver con “el homicidio”, como insistía la fiscal Balestrini. Luego, lo imputó por supuestas amenazas, pero debió sobreseerlo también.

Se descubrió que las denuncias de Carina en su contra eran falsas.

La acusación de Salas

Sin Baretta en la mira, la fiscal y su equipo pusieron el ojo en el novio de Carina: Hugo Antonio Salas, un comerciante dedicado a la venta de plásticos y constructor. El hombre, separado y con hijos, era 30 años mayor que ella.

En la fiscalía empezaron a recolectarse elementos y testimonios que apuntalaban que todo era una relación tóxica.

El hombre, según la causa, la celaba, la controlaba, la asfixiaba. Carina quería separarse de él. Mientras tanto, sin un norte claro, la fiscalía comenzó a recolectar indicios para apuntalar la tesis de un homicidio.

El mayor obstáculo era que no había testigos presenciales de ese supuesto “crimen”, no había ADN, ni filmaciones y el rastreo de los celulares no aportaban nada concreto.

Fuente: La Voz del Interior

La Justicia fundamentó que la muerte de Carina Drigani fue accidental

Si sos víctima de violencia de género o conocés a alguien que necesite ayuda: *Línea nacional y gratuita 144, disponible las 24 horas del día durante todo el año. *Mensaje con la palabra “hola” a la línea directa +54 9 11 2771-6463 de WhatsApp a nivel nacional*En Córdoba: WhatsApp (351 814 1400) y al 0800-888-9898.