La tradicional celebración de Halloween se instaló con fuerza en la ciudad desde hace unos años. Cada 31 de octubre, niños, adolescentes, y también adultos, recorren la ciudad disfrazados y con canastas para recoger caramelos y golosinas que obsequian los vecinos.

Algunas jugueterías y locales comerciales de disfraces y cotillón han decorado sus vidrieras con variedades de máscaras, sombreros y accesorios que despiertan la curiosidad de más de uno.

Las máscaras de la purga son las más económicas y las que más salida tuvieron a $40 la unidad.

Hubo quienes le agregaron alguna capa, pinturas y accesorios que no superan un monto total de $200. Las máscaras de latex cuestan alrededor de los $600.

Todos con su disfraz

“A pesar de que siempre hay distintas fiestas durante el año, y más aún los fines de semana, sin dudas la época de Halloween es donde más se vende en nuestro comercio”, explica Florencia Audagha, de Cotillón Picardías, y agrega: “A partir de las 18.30 organizamos un encuentro afuera de nuestro comercio para que todos vengan disfrazados a divertirse”.

Halloween es un nombre que nace de la “contracción de ‘all hallows’eve’ (algo así como ´víspera de todos los santos’) y que hoy se ha transformado en una fiesta moderna resultado del sincretismo originado por la cristianización de las fiestas del fin del verano, de origen celta y de la explotación de parte del cine estadounidense”.