La importancia que posee la traducción en la sociedad no es algo nuevo, sin embargo, en la actualidad está adquiriendo cada vez más y más relevancia. Las traducciones nos permiten adaptar un mensaje que originalmente se encuentra en un idioma a otra legua y esto nos ayuda a poder comprender dicho mensaje, aunque no conozcamos el idioma de origen. Por ejemplo: el libro el “El principito”,  cuyo autor es el escritor y aviador francésAntoine de Saint-Exupéry, fue publicado originalmente en francés como “Le Petit Prince” y en inglés como “The Little Prince” debido a que es la obra corta más famosa de todos los tiempos ha sido traducida a más de 200 idiomas, permitiéndole a muchos individuos alrededor del mundo disfrutar de esta maravillosa lectura.

¿Es lo mismo traducciones legales y traducciones juradas?

Si bien es cierto que las traducciones en general son importantes, existen tipos de traducciones que tienen gran relevancia, especialmente en el mundo empresarial y legal, como es el caso de las traducciones jurídicas y las traducciones juradas. Es importante aclarar que aunque ambas son bastante complejas, son diferentes entre sí. En primer lugar, las traducciones juradas se refieren a aquellas que poseen validez legal, en este caso se necesita a una persona que este acreditada por el Ministerio de Asuntos Exteriores para realizarlas. Si al momento de presentar una traducción de un documento legal, éste no está jurado, no tendrá ningún tipo de validez. Ahora bien, la traducción jurídica también conocida como traduccion legal puede ser de hecho una traducción jurada, pero no todas las traducciones legales lo son, ya que en muchas ocasiones se puede tratar de  documentos para empresas privadas que no van a ser llevados ante ninguna institución legal. Algunos de los documentos legales pueden ser actas notariales, decretos, leyes, órdenes ministeriales, actas de reuniones y estatutos de una sociedad.

Las traducciones legales y su complejidad.

El individuo que se forma como traductor legal no solo debe traducir de un idioma a otro, también debe poseer un amplio conocimiento sobre muchos temas, pero especialmente debe conocer el derecho de su lengua de origen tanto como el del idioma a traducir. Esto se debe a que el derecho, las leyes y las figuras jurídicas suelen ser muy diferentes en cada país. Por ejemplo, las leyes estadounidenses no son las mismas que las españolas y el traductor debe tomar todos esos aspectos en cuenta para evitar cometer equivocaciones a la hora de elaborar la traducción. En otras palabras, el traductor debe hacer bien su trabajo, lo que implica que en cuanto a la redacción debe ser muy meticuloso en asuntos como respetar el formato original del documento y seguir al pie de la letra las reglas gramaticales de la lengua meta. Por otra parte, necesita conocer a fondo el idioma al cual se está traduciendo y preferiblemente ser abogado, de modo que pueda estar formado, especializado y certificado en esta modalidad, para poder garantizar la veracidad y calidad de los documentos. Es por ello que la traducción legal tiene un grado de complejidad tan alto.