Días que se arrepienten

Por Gastón Flachs. Días que se arrepienten, el tiempo, muy cruel que de esto ni se da por enterado.

La letanía se vuelve una constante y los demás me resultan ajenos, incluso los propios

Saludo a mi espejo y este me devuelve una mirada socarrona, como si quisiera inquietarme

Parece que la lluvia torrencial vendrá, pronto pero no sabemos cuándo.

Abajo se debate si los que estamos en la superficie somos en evidencia el último vagón, de una cadena que se parece más a la del inodoro. Si todos tiramos desde el fondo lo más probable es que descarrilemos.

Nada funciona como dicen que funciona. El amor al prójimo es un slogan, de una propaganda de shopping en vísperas de navidad.

Las cavernas nos interpelan y los otros animales no racionales nos miran perplejos como en nombre de la razón destruimos todo. Debemos cuestionar los privilegios de nuestra espacie

Nos separamos de la naturaleza para darnos la razón, esa razón que solo nosotros tenemos.

¿Dónde estamos yendo? ¿No será mejor quedarnos quietos por un tiempo?
¿No debemos aprender de una vez por toda donde esta nuestro hogar?

El tiempo es cruel, sí, pero también permite que caigan las lágrimas, esas gotas derramadas por los que no vemos, por los invisibles, por los callejeros.

Porque ya aprendimos que la función esencial de los ojos no es la de ver.

Todo se prendió fuego, y fue culpa del más veloz de los runners en la primera carrera que da vida.

Mi madre tierra nos contó tantas veces el cuento del lobo feroz, solo para que nos demos cuenta que les humanes son animales feroces, de temer, son capaces de meter miedo donde los niños guardan sus sueños.

Nos hemos trasformado en perfectos ignorantes, cromosomas vanidosos, llenos de codicia y avaricia, seguros desde que nuestros odios siempre tiene razón.

El tiempo no es cruel, es una constante que nutre mi juego de nuevos argumentos, me vuelve una persona menos hostil con mi espejo y siempre me devuelve mi sombra.

Días perfectos

Días sin sombra

Días en “MI” mayor

Preso de una melodía

De una rima encendida

De una bronca perdida

Días perfectos

Días con calor

Días en “FA” menor

Cargados de melancolía

De una historia perdida

De una risa relajada.

“Hay Esperanza, pero no es para nosotross “, Kafka. Hay muchas cosas, pero no son para nosotros

y a Derrida se le ocurrió la brillante frase: “Nadie puede morir por otro”, así que aguanta tu turno y trata de no empujar en la fila.