Fernando Eberhardt es oriundo de San Jerónimo Norte (Santa Fe) pero la última mitad de su vida la pasó radicado en San Antonio de Arredondo, donde vive actualmente. Tiene 44 años y a los 20 sufrió un accidente automovilístico que afectó su cervical y le quitó la posibilidad de volver a caminar.

Sin embargo, tras ese duro golpe, encontró en el tenis de mesa adaptado una nueva razón para enfocarse de lleno y, cuando hay energía verdadera y bien direccionada, el resultado llega.

Para Fernando, ese puntapié llegó a sólo cuatro años de haber comenzado a practicar la disciplina, con la clasificación a los Juegos Paralímpicos de Londres 2012. “Ese primer juego me hizo notar que podía llegar lejos, porque más allá del apoyo de la familia a la que le debo todo, el cuerpo técnico de la Selección Argentina me dio todo para ser lo que soy hoy. Ni hablar de Walter Bobba, mi amigo y entrenador desde hace 10 años”, expresó el atleta en La Villa Deportiva, programa televisivo local.

Tokio 2021: el tercer Juego Paralímpico de Eberhardt

“A estas citas hay que llegar bien equilibrado y yo voy con la madurez justa para demostrar todo lo que puedo dar”, lanzó Fernando con la seguridad de alguien que está enfocado en su objetivo y luego comentó que, al igual que en Londres 2012 y Río 2016, se perderá la ceremonia inaugural porque al día siguiente comenzará a disputar su tercera cita.

El atleta local estaba como primer suplente en caso que suceda lo que, finalmente sucedió: Un rival asiático dio de baja su participación. “Es muy raro que un jugador rechace una Wild Card pero por suerte para mi estaba primero en la lista y ni bien nos avisaron de la posibilidad, enviamos toda la documentación correspondiente”, contó.

Eberhardt es uno de los doce jugadores de la Clase 1 clasificados e integrará una de las cuatro zonas de tres jugadores. Los dos mejores pasan a cuartos de final y allí sí juega la eliminación directa.

Ejemplo deportivo

“Hay que creérsela un poco para llegar a ser el mejor en algo”, dice Fernando en la charla con el periodista Manuel Corral, y eso requiere de argumentos sólidos a la hora del juego, los cuales el deportista local no para de mostrar.

Entrenamiento diario, solitario o con su entrenador, sabiendo que la tercera puede ser la vencida. El foco puesto en su objetivo. No se mueve de ahí.

“Soy bicampeón panamericano en mi clase y semifinalista de un mundial. En cierta medida, uno también siente la responsabilidad de ser ejemplo en el deporte para otros. Por eso se que tengo que dar todo, siempre. Y de ahí ayudar a los que se inicien en esto, marcándoles las diferencias, por ejemplo, del deporte de alto rendimiento o el recreativo, para que puedan realmente disfrutar de lo que están haciendo”, detalla Eberhardt.

El 24 de agosto, en Tokio, no será un día más de la vida de Fernando. Ese día comenzará a vivir su tercer cita olímpica y quien te dice que por esas casualidades (“disfrazadas” de trabajo duro) nos regalen otro medallista olímpico a los argentinos.

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