Candelaria Panadero, carlospacense.

Candelaria Panadero, una joven de 29 años de Villa Carlos Paz,  se dedica a recorrer el mundo con la sola compañía de una mochila, muy poca ropa, una carpa y  grandes “deseos de conocer gente y diferentes culturas en el camino”. Después de que levantaran las restricciones más severas de la pandemia en la Argentina –se quedó un año y medio a vivir con su familia en Carlos Paz-, retomó su viaje, y esta vez eligió como destino, Estados Unidos.

Viaja a dedo por el extenso país con la convicción de que no está más expuesta que en un colectivo donde viajan muchas personas, y quiere demostrar que “hay más gente buena que mala, solo que los malos y las malas noticias, tienen mucha prensa, son famosos”.

“A los 19 años, tras viajar a México, me di cuenta que mi modo de vida, sería de viaje.  Me percaté que quería conocer al mundo con una mochila al hombro e ir conociendo los lugares desde adentro. Terminé la carrera de Martillera pública y de Publicidad en 2016, y a fines de mayo ya emprendí un viaje a Perú”,  relató Candelaria en conversación con Carlos Paz Vivo!

Un camaleón

Luego, se focalizó en su forma de abordar la vida: “Soy un camaleón en todos los sentidos de la vida, me adapto a las ocasiones y me hice así viajando por tantos lugares. No me gusta casarme con ninguna etiqueta. Mucha gente me dice que soy bastante hippie. Lo soy, pero también me gusta el modo de vida convencional”.

Hasta ahora, Candelaria, recorrió diferentes países de América: Perú, Ecuador, Colombia, Brasil cruzando todo el Amazonas, Guayana Francesa, Surinam, Guyana, Cuba y México. Canadá hasta el Océano Ártico y ahora Estados Unidos hasta Alaska.

También estuvo en Europa y pasó por Inglaterra, Islandia, República Checa, Andorra, Polonia. Alemania, Francia,  Italia, España, Suecia, Bélgica.

En cada viaje, se asegura un trabajo para poder sustentarse. “Trato de que ir trabajando y viajando para que nunca me falte nada. Duermo y como en casas de familias gracias a una aplicación que la usan las viajeros, quienes comparten mi forma de vida, muy útil, (Couchsurfing.com) o duermo en mi carpa, que armo si encuentro un lugar propicio”, comentó.

Rompiendo prejuicios

Desde California, la carlospacense aseguró: “Más allá de conocer lugares increíbles, la idea es también ir rompiendo prejuicios que todos tenemos establecidos por vivir en sociedad. De pensar que el mundo es peligroso… Ojo que a mí también me pasa, no estoy exenta, somos seres influenciables, pero también quiero romper mis propios prejuicios, mis propios miedos y barreras”.

Luego, contó que “el viajar a dedo en forma constante y encontrarse gente linda en el camino, es una cachetada de realidad en contra de las noticias amarillistas sobre lo malo que pasa, que es cierto que sucede, pero son más las cosas buenas. Yo elijo viajar por la gente, para conocer las culturas, la bondad y la hospitalidad que reina en todos los lugares del mundo”.

Con el espíritu aventurero que la caracteriza y una clara confianza en la condición humana, la joven destacó: “Estoy demostrando que la gente buena está en todos lados. Los malos son famosos y están en la TV. Pasan cosas malas en el mundo, no soy una persona que vive de utopías, pero siempre gana la bondad. La gente que me salva día a día levantándome cuando hago dedo, no sale en las noticias, y esto sucede todos los días. Eso sí, si me llegara a pasar algo malo, sería noticia del mundo por unos cuantos días. Viajando no hay más peligro que el que hay a la vuelta de casa”.

Candelaria lleva un diario de viaje en su cuenta de Instagram y tiene un blog donde va narrando sus experiencias Camaleoneandoporahi.com .  Además, tiene como propósito, escribir un libro.

Respecto a cómo se fía de la gente, dado que necesita confiar en forma permanente en personas para poder alojarse, viajar, alimentarse, etc, la joven manifestó: “Confío mucho en mi sexto sentido, tomo decisiones en todo momento, cuando me subo a un auto o en otras situaciones. Siento que no estoy más expuesta que una persona que sube a un colectivo con 50 o 60 personas. No se es bueno solo porque se haya pagado un pasaje”.

Además, la viajera sostuvo: “Ahora viajo sola, pero no estoy sola y he viajado mucho con personas, mi hermana, amigas, un novio, et. Es cierto que mi forma de viajar es particular, no es para cualquiera. Mi familia acepta mi modo de vida y siempre estoy en contacto con ellos. Confío que estoy haciendo las cosas bien, y si pasa algo malo, aprenderé”.

Objetivos a largo plazo

Candelaria proyecta seguir viajando hasta que le dé el cuerpo, le encantaría tener un hostel en un lugar que la enamore y fundamentalmente cree que “no se puede planear todo demasiado, la pandemia ya nos ha demostrado eso”, expresó.

Por último, reflexionó: “De más chica fui muy estructurada y cambié mi modo de vivir la vida. Me gustaría ser madre en algún momento, hoy trato de vivir en el aquí y ahora, siempre pensando en el pasado (para aprender de mis errores) y en un futuro inmediato (para tener un norte), pero escapando a las estructuras.”

 

Cande Panadero, la carlospacense que viaja a dedo por el mundo