Foto gentileza La Voz del Interior.

Ayer, 30 de marzo, en el cierre del VIII Congreso Internacional de la Lengua Española, María Teresa Andruetto celebrado en Córdoba capital, la escritora cordobesa ganadora del premio Hans Christian Andersen, pronunció un discurso crítico y sagaz acerca de la pretensión de homogeneización del lenguaje  y su uso con fines económicos por parte de la Real Academia Española (RAE) y las instituciones hegemónicas que le dan soporte y ponen en marcha políticas lingüísticas que según expresó la escritora, no abarcan la complejidad y diversidad de los modos de expresarse del hablante de la lengua castellana.

Con un  Teatro del Libertador San Martín colmado de público y tras haber sido presentada por Luis García Montero, director del Instituto Cervantes de España, Andruetto inició un discurso con palabras que anunciaban una postura disidente respecto al CILE.

“No fue sencillo para mí aceptar la invitación a cerrar este congreso por las disidencias diversas que con él tengo, por razones también diversas, la comunidad a la que pertenezco y por mis propias disidencias. Me tranquilizan dos cuestiones, la primera es que antes de aceptar hice saber mi posición y la invitación se sostuvo –con un espíritu democrático y una amplitud que mucho agradezco–; la otra es que estoy aquí como escritora y el lugar de quien escribe es, en lo que respecta a la lengua, un lugar de desobediencia, de disenso. En nombre de ambas cosas digo estas palabras”, manifestó la escritora.

Lengua castellana, no española

Lo primero que cuestionó Andruetto fue el nombre del Congreso, al hablar de lengua española, cuando en realidad el idioma que hablamos la mayor parte de los hispanohablantes sería el castellano “ (…)Para nosotros, para nuestro sistema educativo, la academia, la alta cultura y la cultura popular, esta lengua en la que aquí hablo siempre ha sido la lengua castellana. Así llegó América, con la conquista y con la iglesia, la lengua de Castilla y fue esa lengua y no otras que se hablaban o se hablan en España como la que se impuso –no sin dolor, no sin lucha, no sin resistencia– sobre las lenguas originarias”, sostuvo.

Luego, hizo referencia a una frase del Director de la Real Academia Española, señalando que quizás éste no tuviera una real dimensión sobre lo que el concepto “voz española” significa en estas tierras. “Durante unos días, se tratará de ponerle voz española a los asuntos que nos ocupan a todos”, habría expresado Santiago Muñoz Machado.

Pero quizás uno de los ejes más importantes de su discurso tiene que ver con la postura crítica respecto a la homogeneización del lenguaje y cómo muchos productos culturales de habla castellana, ya sea películas, libros argentinos, mexicanos o de otras latitudes americanas,son traducidos al “lenguaje español”. Es decir al uso que se hace en España, de la lengua.

“En fin, cierta pretensión de uniformidad, la homogeneización que destruye lo singular o lo invisibiliza, el modo en que se ilumina la propia lengua al ver cómo toma caminos diversos (…) Casi 600 millones de personas de 22 naciones hablamos la misma lengua. ¿Son soberanas lingüísticamente esas naciones? Y si es así, ¿por qué sus modos de decir necesitan ser traducidos a un decir mejor, a un bien decir?

Más del 90 por ciento de los hablantes de lengua española habita en países de América, y menos del 10 por ciento, en España. Sin embargo, las variedades idiomáticas americanas no tienen tantas posibilidades de ser reconocidas por la Academia y, cuando lo son, pasan por formas folklóricas, americanismos”, explicó Andruetto contundente.

Control del idioma y dimensión económica del lenguaje 

La escritora criticó además al Diccionario Panhispánico de Dudas haciendo hincapié en sus “políticas de control del idioma, la tensión entre las hablas de una comunidad y las normas que esa comunidad dicta o acepta, y de la lucha entre transformación y preservación”.

Otro de los temas centrales de su discurso fue destacar la dimensión económica del lenguaje a la que hizo alusión el gobernador Schiaretti en el CILE.

“La tercera cuestión aparece cuando reparamos en la lengua como un capital no sólo simbólico, cuando comprendemos su faz económica, y entonces nos preguntamos ¿quién usufructúa los dividendos que da esta lengua en el mundo? El gobernador de la provincia dice “sabemos que es un recurso natural inmenso, un bien renovable que se multiplica con el uso, que gana valor cada día y hoy es deseable inclusive para los nacidos y criados en otras lenguas, lo cual coloca en primer plano este aspecto de la lengua como capital económico”, remarcó.

Lenguaje inclusivo y disputa del castellano con otras lenguas

Además, María Teresa Adruetto habló del lenguaje inclusivo, tan molesto para algunos sectores, y del posicionamiento del castellano como lengua científica y filosófica, cuando entra en tensión con lenguas como el inglés para disputar el lugar de la lengua de la ciencia.

Sobre el  lenguaje inclusivo la escritora manifestó. “Nos pone delante de la carga ideológica de la lengua, que habitualmente nos es invisible. Claro que compartimos la lengua y que ella no es de nadie, ni siquiera de las buenas causas. Claro que corremos riesgos de que el lenguaje inclusivo se vuelva pura corrección política. Claro que no sabemos qué pasará con la literatura, ni si es posible escribir en lenguaje inclusivo de un modo lo suficientemente cargado de ambigüedad como para conservar la función poética del lenguaje, de un modo que además de hacernos pensar, nos conmueva, nos emocione, nos complejice”.

Tras finalizar su discurso, Andruetto fue aplaudida de pie todo el numeroso público presente en el Teatro del Libertador.