A 10 años de la aprobación del matrimonio igualitario en nuestro país, la historia de amor de Julieta Juliano (33 años) y Madelein Giménez Echegaray (31 años) quienes se casaron y viven en Villa Carlos Paz, nos recuerda la importancia de la ley que permite a las minorías conquistar sus derechos y experimentar una vida digna, muy diferente a la que tuvieron generaciones anteriores que eligieron amar a personas del mismo sexo.
Julieta, que es psicóloga y docente oriunda de la ciudad y Madelein, sanjuanina, cantante y administrativa en una de empresa inmobiliaria, pudieron construir una sólida y hermosa familia. Recientemente, se convirtieron en madres de Cayetana Juliano (de tan solo 15 días de vida), a la que gestaron a través del método ROPA (recepción de óvulos de la pareja) de fertilización asistida. Además, las jóvenes aseguran que Chucho, el perro de la casa, es otro miembro más del clan familiar.
Nace la historia de amor
Las chicas pertenecían a una ONG. Se conocieron tras participar en un evento de la organización que tuvo lugar en Mendoza. “Nos conocimos allí, medio de lejos. No charlamos en ese momento, pero sí compartimos actividades con el resto de las personas. Al llegar cada una a su ciudad nos agregamos a redes sociales y después de unos meses, a fines del 2015, comenzamos a establecer un vínculo por algo que teníamos en común: las dos habíamos vivido un tiempo en México”, recordó Julieta sobre los inicios de su relación con Madelein.
En un momento decidieron volver a verse. Fue así como Madelein viajó a Villa Carlos Paz para encontrarse con Julieta. “Ahí empezó nuestra relación. Los tres primeros meses fue a distancia, viajábamos todo el tiempo para poder vernos, hasta que a principios del 2016 me mudé a Córdoba para convivir con Juli. Desde ese momento convivimos”, contó Madelein.
El casamiento
El 23 de marzo de 2017, las mujeres decidieron casarse en Carlos Paz para formalizar el vínculo, siendo 1 de las 22 parejas de la ciudad que dieron el sí, gracias a la Ley de Matrimonio igualitario en la última década. “A nosotros nos gusta progresar juntas, cumplir objetivos como pareja, mejorar nuestra vida con nuevos logros. Queríamos formar una familia, tomamos la decisión en forma conjunta, fue pensada y deliberada”, comentó Julieta sobre uno de los momentos más importantes de sus vidas.
Madelein agregó: “Fue en el Registro civil de la ciudad, donde nos trataron con mucho respeto y amor como no sucede en todas partes; con nuestras familias y amigos que siempre nos apoyaron desde un primer momento. Además hicimos una fiesta en el Club de Rugby que fue muy linda”.
El deseo y la búsqueda de ser madres
Tanto Julieta como Madelein tenían el profundo deseo y objetivo de ser mamás. Por eso, una vez que se casaron, -tal como lo habían planeado-, comenzaron a averiguar e informarse acerca de las distintas formas a través de las cuales podían conseguir su propósito.
“Primero nos consolidamos como pareja, viajamos, terminamos nuestros estudios, crecimos económicamente para poder luego tener hijos. Se nos cruzaron muchas ideas y posibilidades para abordar la maternidad. Pensamos en adopción, tratamiento de fertilidad, y elegimos uno en particular que se llama método ROPA (recepción de óvulos de la pareja), especial para parejas de mujeres”, comentó Madelein.
En aquel momento existía escasa información sobre ese tipo de tratamiento. La pareja creía que este solo se realizaba en España y en diferentes lugares de Europa, pero por suerte en Argentina ya se habían producido las primeras experiencias, incluso en una clínica de Córdoba.
En relación a la ayuda que encontraron para cumplir su anhelada meta, Julieta detalló: “Conocimos a una organización llamada Concebir, que ayuda a las parejas igualitarias y a las heterosexuales que tienen problemas de fertilidad, a acceder a tratamientos de fertilidad. Te brinda información, te asesora, es muy bueno el trabajo que hacen”.
La llegada de Cayetana
La pareja accedió al método ROPA y el embarazo ocurrió rápidamente. Se trata de un tratamiento que involucra a las dos mujeres en la concepción. Una aporta los óvulos y el ADN y la otra, el útero y su cuerpo, convirtiéndose así en la mamá gestante.
“Yo me sometí a un tratamiento de estimulación ovárica, se desarrollaron óvulos y con una pequeña cirugía me extrajeron esos óvulos, los cuales fueron inseminados con semen de donante anónimo. Ese donante no puede tener ningún vínculo con el bebé. De los tres embriones que se formaron de la unión de mis óvulos y el semen del donante, uno fue transferido al útero de Madelein y tuvimos suerte porque la primera vez ya dio positivo, estaba embarazada”, explicó Julieta.
Con este método, ambas mujeres se involucraron en la maternidad no solo desde lo emocional, sino también desde lo biológico.
“Se trata de un método muy costoso, pero gracias a la Ley de reproducción asistida, y a la Ley de Matrimonio Igualitario, las obras sociales cubren este método para las parejas de mujeres y también se puede hacer en hospitales públicos que cuenten con área de fertilidad”, dio a conocer Madelein, información clave para quienes se encuentren en una situación similar a la que vivían ellas.
En octubre de 2019 comenzaron los 9 meses de gestación de Cayetana. “El embarazo fue realmente hermoso, todo salió bien. No aguantábamos más la ansiedad de conocerla”, aseguró Julieta.
El 3 de julio de 2020 nació la esperada Cayetana, con salud y mucho amor, alegrando la vida de toda la familia.
Leyes de la igualdad
A partir de la aprobación de la Ley de Matrimonio igualitario, Julieta sostuvo que ella sintió que “ya no era una persona rara, que estaba haciendo las cosas mal”. Luego manifestó: “Nos sentimos iguales a otros, el Estado nos reconoce como personas con los mismos derechos que nuestros amigos y familias. La ley nos dio la posibilidad de vivir una vida plena, porque sin el acceso a esos derechos, nuestra vida no podría ser completa. Somos sujetos de derecho, con la posibilidad de vivir la vida que queremos vivir sin ninguna limitación por nuestra orientación sexual o por la persona que elegimos amar”.
Por su parte, Madeleine expresó: “Fue un gran paso porque le Ley de Matrimonio Igualitario es la que permitió que accediéramos a la Ley de reproducción asistida, y así cumplimos nuestro objetivo de ser las dos, mamás de Cayetana. Ella tiene su partido de nacimiento donde figura que legalmente tiene dos madres, así reconocen nuestra voluntad procreacional”.
Por último, las jóvenes madres destacaron que la Ley de Matrimonio igualitario es el resultado de la lucha de personas que no pudieron vivir su vida plenamente, personas que sufrieron el odio, la discriminación de la sociedad y que no llegaron a lograr lo que ellas y otras parejas igualitarias hoy pueden conseguir.
La lucha continúa
La historia de amor de Julieta y Madelein goza de contención y afecto, no obstante, ellas reconocen que aún la sociedad tiene actitudes discriminatorias y que la falta de comprensión y aceptación de las diferencias existe en todas partes.
“Nuestra lucha va a estar completa cuando nadie tenga que salir del clóset, cuando uno pueda ser sin tener que explicar quién es. Mientras existan jóvenes que tengan miedo de decir que están enamorados de una persona de su mismo género, todavía queda mucho por hacer”, destacó Julieta.
“No es que nosotros no hayamos pasado situación de maltrato. Todavía hay gente que no entiende que seamos las dos mamás de Cayetana y nos lo dicen. Creemos que todavía la sociedad tiene que cambiar, se tiene que entender más la diversidad, las familias distintas. Cuando no tengamos que dar tantas explicaciones sobre el tema o nuestras elecciones, habremos evolucionado todos, mucho más”, concluyó Madelein.







