Salta se ha consolidado como uno de los destinos más elegidos por los viajeros que quieren vivir intensamente el noroeste argentino.

Con apenas cuatro días, es posible armar un recorrido que combine la majestuosidad de sus valles, la riqueza de su capital colonial y la experiencia única de sus excursiones más emblemáticas.

Día 1: Salta capital, historia y cultura viva

La capital provincial invita a caminar sus calles para descubrir la impronta colonial que la distingue. La Plaza 9 de Julio es el corazón de la ciudad y concentra edificios icónicos como la Catedral Basílica, el Cabildo y el Museo de Arqueología de Alta Montaña (MAAM), donde se conservan las famosas momias de Llullaillaco.

Al caer la tarde, una visita obligada es subir al cerro San Bernardo, ya sea en teleférico o por la escalinata, para tener una vista panorámica de toda la ciudad iluminada.

Día 2: El impactante Tren a las Nubes

Uno de los grandes atractivos de la región es el Tren a las Nubes, que asciende hasta más de 4.000 metros sobre el nivel del mar y atraviesa viaductos imponentes, como el de La Polvorilla.

La experiencia combina trayecto en bus y en tren, ofreciendo contacto con pueblos de altura como San Antonio de los Cobres y la chance de probar sabores andinos, como las empanadas de quinoa o la sopa de llama.

Día 3: Cafayate, vinos de altura y paisajes únicos

La ruta hacia Cafayate atraviesa la Quebrada de las Conchas, un corredor natural donde la erosión talló formaciones sorprendentes como el Anfiteatro, la Garganta del Diablo o Las Ventanas.

Es en esa ruta escénica que se puede observar un Peugeot quemado que hace referencia a una de las historias de la aclamada película argentina “Relatos Salvajes” que se filmó en esos caminos. Se trata del corto protagonizado por Leonardo Sbaraglia junto a Walter Donado sobre una tensa persecución en ruta.

Cafayate es, además, la capital del vino de altura, con bodegas que producen torrontés reconocido mundialmente. Las degustaciones y visitas guiadas permiten entender cómo el clima y la altura influyen en el carácter de estos vinos.

Día 4: Cachi, tradición en los Valles Calchaquíes

El último día puede destinarse a conocer Cachi, un pintoresco pueblo de casas encaladas y calles de piedra en el corazón de los Valles Calchaquíes. El camino hasta allí, por la Cuesta del Obispo y el Parque Nacional Los Cardones, es una excursión en sí misma: curvas, paisajes que cambian a cada kilómetro y una postal imponente del valle.

En el pueblo, la iglesia San José y el Museo Arqueológico de Pío Pablo Díaz son paradas recomendadas. Y a 4 kilómetros, es parada obligada ir a visitar el ovni puerto, una obra única creada por un artista suizo que hoy forma parte del misterio y el encanto local.

Se trata de una plataforma de piedra, conocida como Estrella de la Esperanza, compuesta por doce estrellas marcadas con piedras o cal—la mayor de ellas, de 36 puntas y 48 m de diámetro, con otra interna de 12 puntas—visible sólo desde el cielo. Fue construido por Werner Jaisli, que comenzó la obra en 2008 tras afirmar haber sido contactado telepáticamente por ovnis, y la completó en 2012 sin planos, solo ayudado por sogas para trazar las formas.

En apenas cuatro días, Salta regala un abanico de paisajes, sabores e historias que la convierten en uno de los destinos más completos del país. Entre vinos de altura, rutas panorámicas y la calidez de su gente, la llamada “Salta la linda” confirma que siempre tiene algo más para sorprender.