El lente del fotógrafo Charly Soto capta esas milésimas de segundo en las que los bailarines y bailarinas que participan del certamen de danza más importante de Sudamérica se suspenden en el aire formando figuras increíbles.

Sucede por estos días en Villa Carlos Paz, donde la avenida Libertad y el teatro Luxor se ven poblados de personas esbeltas, con porte erguido, rodetes y trajes de danza. Son de distintos punto del país y de América y todos llegan con la misma ilusión: llevarse un galardón, un premio, que siempre consiste en una beca para seguir estudiando, para perfeccionarse en los mejores lugares del mundo.

Como todos los años, la anfitriona, Cristina Sánchez, reúne a lo mejor de la danza de esta parte del mundo para ofrecer una oportunidad futura, para que la llama siga viva, para que Carlos Paz siga siendo el centro de la escena de la danza.