Benediktas Vanagas, piloto de 44 años, sufrió el vuelvo de su Toyota y la rotura total de la misma cuando transitaba a máxima velocidad en una de las huellas del desierto disputando la cuarta etapa de la carrera más dura del mundo.

Gracias al sistema de seguridad de la máquina, no hubo más que daños materiales en la misma ya que el lituano y su navegante portugués Filipe Palmeiro salieron ilesos.