Reclaman que se incorporen las parrillas. Resaltaron que por ese motivo se redujeron las ventas el último fin de semana. Temen además, que tiren abajo los asadores de Playas de Oro.

Según contaron los vendedores ambulantes, son cerca de 160 familias que dependen de la venta en la vía pública, más precisamente la que realizan en los balnearios cuando llega la temporada.

El pasado fin de semana, un número importante de visitantes eligió las playas del río San Antonio para pasar el día y comer un asado. Sin embargo, según detallaron los vendedores ambulantes de Playas de Oro, la gran mayoría se fueron buscando otros destinos, ya que no están habilitadas las parrillas.

Por eso decidieron presentarse en el municipio para solicitar que se incorporen los asadores. “Son nuestra fuente de trabajo. Fuimos un vendedor por cada rubro para que nos escuchen. Queremos que vuelvan las parrillas, porque los turistas se van, y lo vimos el fin de semana”, comentó Cristian Pérez, un vendedor ambulante.

Dijo que el fin de semana largo, se retiraron cerca de “500 autos” porque no había asadores. Y agregó que además, la gente “renegaba” porque apenas estacionaban “les cobraban pero no dan nada a cambio”.

Y detalló que las personas “se bajaban y se encontraban que no había asadores, les pedían que le devuelvan la plata y no querían”.

El vendedor ambulante destacó que por la pandemia llevan tiempo sin trabajar y apelan a que se apliquen los protocolos y la gente pueda “comer asados” y así se de mayor movimientos en los balnearios.

También señaló que temen que “aprovechen el momento para tirar abajo los asadores”. Y dijó “que hace rato que quieren hacerlo y ya son un Patrimonio nacional. Hace algunos años se metieron para querer tumbarlos y una compañera se encadenó para que no lo hagan y desde ese entonces, dijeron que no se tocaba más nada”.