La vacuna contra el Covid-19 vino a convertirse en una esperanza de salida de la pandemia para toda la población; pero fundamentalmente para aquellas personas que padecer diferentes patologías y que, en consecuencia, son pacientes de riesgo. Por eso, el turno para inocularse es muy esperado y, cuando llega, se convierte en una alegría que manifiesta el paso hacia la posibilidad de comenzar a vivir, nuevamente, una vida relativamente normal.

Este el caso del pequeño Joaquín, de tan sólo siete años, que este jueves se vacunó con la primera dosis de Sinopharm y la recibió con mucha alegría, emoción y esperanza.

Su papá, Diego Gutiérrez, habló con Carlos Paz Vivo! y contó: “Joaquín tiene una cardiopatía, su estado de salud en general es muy bueno, hace vida normal; pero no deja de ser un paciente de riesgo. Por eso, tuvimos que tener mucho cuidado durante toda la pandemia”.

En este sentido, detalló cómo cambió la forma de vida desde la declaración de la pandemia, principalmente por las precauciones que debió adoptar toda la familia.

“Al principio nadie sabía como era el Covid, entonces tratamos de cuidarlo muchísimo, estábamos adentro de casa, salíamos muy poco y, cada vez que lo hacíamos, al regresar nos sacábamos la ropa, la lavábamos, nos bañábamos. Teníamos todas las precauciones habidas y por haber. Después Joaquín pudo arrancar el colegio ya que fue autorizado por los médicos; pero siempre con mucho cuidado”, relató.

Por eso, destacó: “Le llegó la primera dosis y ahora esperamos que llegue la segunda para completar el esquema; así que estamos felices. La vacuna nos da mucha más tranquilidad”.

Y, finalmente, reflexionó sobre la importancia de que toda la población se vacune: “Tiene que ver con una cuestión de empatía. A quienes no creen en la vacuna uno los respeta; el problema es cuando por tu pensamiento perjudicás a otras personas que son de riesgo. Somos de los que creemos que la vacuna sirve mucho más teniéndola, que no”.