En un hecho insólito, la ruta bonaerense se conviertió en escenario de un descubrimiento peculiar: lingotes de oro y plata, junto con las codiciadas monedas sudafricanas Krugerrands, desencadenaron una investigación de alcance federal en Córdoba. Las figuras centrales de esta trama son Diego Juan Escobar Aldao (58), empleado de la AFIP, su madre, Ester Elba Aldao (89), y Gonzalo Escobar (27), hijo de Escobar Aldao. Todos enfrentan imputaciones por presunto enriquecimiento ilícito y lavado de dinero.

El episodio se inició con un control vehicular rutinario el 25 de junio de 2021, llevado a cabo por la Policía de Alsina en la ruta nacional 9, durante las restricciones por la pandemia. Gonzalo Escobar es detenido en el kilómetro 129,5 conduciendo un Volkswagen Vento. Al ser interrogado, afirma estar transportando oro y plata, pertenecientes a su padre en Córdoba. Esto lleva a la incautación de lingotes y monedas de oro por parte del Juzgado Federal de Campana, que posteriormente remite el caso al Juzgado Federal N° 1 de Córdoba y a la Fiscalía N° 3, bajo la dirección de Alejandro Sánchez Freytes y Maximiliano Hairabedian, respectivamente.

La documentación presentada revela operaciones en la provincia de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. El juez de Campana informa a la Unidad de Información Financiera (UIF) y a la AFIP para aclarar cualquier conexión de estas joyas con actividades delictivas.

La investigación de Hairabedian se centra en determinar si Escobar Aldao incrementó su patrimonio de manera ilícita, sospechando un enriquecimiento de más de $6,2 millones a través del oro encontrado: cuatro lingotes de oro fino y 20 lingotes de plata, junto con monedas Krugerrands y otras. La hipótesis sostiene que el empleado aduanero buscó legalizar un presunto aumento patrimonial mediante la adquisición de oro.

La adquisición de los lingotes a través de una empresa y las discrepancias en las fechas entre el acuerdo privado de donación de las monedas de oro entre madre e hijo y las firmas certificadas generan dudas sobre la legalidad de estos movimientos financieros.

Gonzalo Escobar, señalado como el “transportador” del oro, es parte del enigma, ya que el oro nunca llegó a manos de su padre. Todos los implicados, al ser indagados por el juez Sánchez Freytes, optaron por el silencio. Las medidas incluyen requerimientos a Volkswagen sobre la documentación de compra y a la empresa vendedora de lingotes para esclarecer las transacciones. La defensa aún no ha emitido declaraciones sobre este peculiar caso que mezcla oro, intrigas y presunto enriquecimiento ilícito.

Fuente: La Voz