Damián Rizzo es vicecomodoro de la Fuerza Aérea Argentina, en donde es oficial desde hace 30 años. Nació en Balcarce pero cuando tenía 6 años su familia se radicó en Carlos Paz. Hoy es el jefe de la Base Marambio en la Antártida argentina. Desde allí le contó a Carlos Paz Vivo cómo es la experiencia de trabajar en ese continente.

“Nací en Balcarce, provincia de Buenos Aires, empezaba primer grado cuando nos mudamos a Carlos Paz. Yo digo que soy de Carlos Paz. Hice primer y segundo grado en la Escuela Carlos Paz y de tercero a séptimo en el Parroquial. La secundaria la hice en el Instituto Industrial Cristo Obrero”, cuenta el vicecomodoro.

-¿Qué significa estar en ese lugar después de todo lo que fue pasando en tu vida?

-Se ve todos los años que pasaron para poder ocupar este cargo. Egresé del Cristo Obrero y pude ingresar a la Escuela de Aviación Militar que está apenas llegás a Córdoba. Fueron cuatro años de estudios y me recibí con el primer grado de oficial. Fueron un montón de destinos que tuve, siempre dando vueltas en el país, con misiones en el extranjero. Uno va haciendo su carrera, cambiando de grado, estoy en el sexto año de vicecomodoro y sería el último año. Se me dio la oportunidad de inscribirme para ser jefe de la Base Marambio, salí seleccionado y el año pasado estuve en Buenos Aires haciendo un curso que hacemos todos los que venimos a pasar el año en la Antártida. El 3 de diciembre del año pasado me hice cargo de la jefatura.

-¿Cuál es la actividad en el día a día? 

-Básicamente, la campaña Antártica se divide en verano e invierno. De noviembre a abril es donde mejor clima tenemos y se aprovecha para que venga el personal científico a desarrollar su tarea. Es increíble la cantidad de tareas que cumplen los científicos aquí en campamentos y en el Irizar. Estudian un montón de ramas distintas en las ramas de la ciencia. Somos la única de las siete bases que tenemos pista de aterrizaje y es la vía más rápida de contacto con el continente americano.

Además, Rizzo explicó que se aprovecha el verano para hacer todo el mantenimiento de la base porque luego en invierno es prácticamente imposible.

“También llega el rompehielos Irizar que nos abastece con las provisiones que nos van a hacer falta todo el año”, expresa.

Día de la Antártida

-¿Cómo ves lo que hicieron los argentinos que llegaron hace más de 100 años a ocupar ese lugar?

-Celebramos número redondo, 120 años de permanencia ininterrumpida en la Antártida. Somos el país que más años de presencia tiene. Es un orgullo formar parte de esa historia. Formar parte de la historia de lo que se está haciendo aquí en la Antártida es un orgullo muy gransde como jefe. Uno se imagina lo que habrá sido 120 años atrás, que no tenían los medios de comunicación que tenemos ahora. Ahora nos baja un poco el ancho de banda y nos quejamos. imaginate lo que debe haber sido en ese tiempo. Tenemos instalaciones supercompletas con el tendido el éléctrico, los desagües, como si fuera una casa en el Continente Americano. Debe haber sido muy duro pero gracias a esos pioneros de la exploración antártica podemos tener siete bases hoy.

 

Carlos Paz y la familia

Una de las cosas más difíciles para los que están en la Antártida es que la familia está en el Continente, lejos de cada uno de los integrantes de la comunidad antártica.

“Es lo más difícil. En ese momento habremos sido unas 120 personas aquí en la Base. Armamos una cena, nos reunimos, celebramos. Es más emotivo de lo habitual por el hecho de estar lejos de los seres queridos”, cuenta el vicecomodoro y agrega. “Se extraña mucho pero la familia entiende y acompaña nuestroa sacrificio”.

De Carlos Paz, lo que más extraña son los árboles y los paseos. “Acá no tenemos árboles, imaginate lo que es estar un año sin ver árboles”, dice Damián Rizzo.