Ángel Di María, el hombre del gol, el angel que cumplío -y cumple- su vital función en cada equipo donde jugó. Ganó todo, en todos lados. En la vuelta al club de sus amores -como para rodearse de lo propio y estirar la merecida retirada- y en el primer clásico de la ciudad tras su regreso, nos pone de frente la evidencia de su grandeza.

Faltan 10 minutos de partido, tiro libre y acomoda el 11 local. A ojo, 25 metros bien de frente al arco rival. Silencio en el Gigante; pero silencio posta. Una pegada, un grito unísono posterior infernal, sin final.

La conversión del delantero Canaya le dio el triunfo a Rosario Central sobre Newell’s y lo ubica en el tercer escalón de la tabla del Grupo B en este Torneo Clausura.

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