Tras una temporada de funciones con localidades agotadas los días sábados, la obra “El Cuervo, el límite es el agua” se despide de la temporada 2025 con sus últimas tres presentaciones en Villa Carlos Paz.

La innovadora propuesta teatral, escrita por Sebastián Raspanti y dirigida por Florencia Boasso, ofrece un unipersonal inmersivo que transcurre sobre un velero, mientras el público disfruta de la función a bordo del catamarán Arquímides, anclado en el puerto frente a la costanera del Lago San Roque (a la altura del hotel Costanera).

Las últimas funciones tendrán lugar el viernes 28 de febrero, el sábado 1 y el domingo 2 de marzo a las 21:30 horas.

El escenario flotante de la obra es el Velero Expedicionario, mientras que los espectadores observan el desarrollo de la historia desde el Crucero Arquímedes con auriculares especiales que retransmiten lo que emite el micrófono del actor que realiza la puesta en la embarcación.

Una puesta en escena desafiante

La obra relata la historia de Máximo Buenafortuna, un abogado que, tras su ascenso y caída en el mundo jurídico, decide huir en su barco para proteger su último bien. En un monólogo cargado de tensión y dramatismo, el personaje desentraña su pasado, su éxito y su declive, mientras enfrenta su destino.

Sebastián Raspanti, autor de la obra, destacó el desafío que representó llevar esta historia a un escenario tan particular: “Superó nuestras expectativas, fue un desafío poner en escena una obra arriba del agua, en un velero que se ve desde un catamarán. Nos quedan muchísimas ganas de seguir haciéndola, quizás en Carlos Paz o quizás haciéndola ´navegar´por otros espejos de agua”.

Por su parte, la directora Florencia Boasso señaló la importancia del equipo local en esta producción: “Este trabajo es 100% cordobés, hecho por cordobeses de Córdoba Capital y de Carlos Paz. Todos los trabajadores y trabajadoras de esta puesta son de aquí, y eso es algo muy valorable”.

Desafíos técnicos y expectativas de futuro

El montaje de El Cuervo implicó superar numerosos obstáculos. Raspanti explicó: “Hubo dificultades que ni pensábamos. Por ejemplo, pusimos luces y no eran estancas, así que hubo que cambiarlas. Además, hay aves en el lago que se posan sobre las luces y las doblan. También tuvimos que aprender meteorología para anticipar las condiciones del clima”.

Boasso, por su parte, mencionó que no descartan llevar la obra a otras provincias con espejos de agua, aunque reconoció los desafíos logísticos: “El problema es la escenografía, no es fácil de transportar “.

Para aquellos que quieran vivir esta experiencia única antes de su despedida, las entradas están disponibles en www.cuervoteatro.com.ar.

 

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