Este martes es el Día Internacional de la Lucha contra el Cáncer de Mama; un día para generar conciencia sobre la enfermedad y sobre la importancia de realizar controles médicos periódicos. Y muchas veces, la conciencia viene cuando “nos pega de cerca”, cuando conocemos a alguien que, más allá de las recomendaciones médicas y las campañas, te cuenta en primera persona su convivencia con la enfermedad.

Este es el caso de Valeria Lila Calvo, una vecina de Villa Carlos Paz que, en el término de pocos años, fue diagnosticada dos veces con cáncer de mama. Sin dudas, una historia de superación y valentía; pero también de mucho aprendizaje, porque hoy, tras su recuperación, busca formar un equipo interdisciplinario para seguir ayudando a las mujeres que transitan la enfermedad.

“Tuve dos veces cáncer de mama, en el 2009 y en el 2017. Nunca lo tomé como una lucha, porque en una lucha uno pierde y otro gana; y lo más probable es que el que pierde es el que está enfermo. Por eso nunca lo tomé desde ese punto, sino que me amigué, le puse el nombre que tenía y de ahí fuimos juntos”, contó la mujer de 52 años.

Ante este tipo de situaciones, muchas personas personas reaccionan con enojo por el mismo miedo que provoca el hecho de padecer una enfermedad que, entre las posibilidades, puede terminar causando la muerte. Sin embargo, Valeria tomó el camino del optimismo y del empuje.

“Soy así, no se si porque considero que la vida y la muerte es sólo un paso, porque soy muy inconsciente o muy optimista; pero la verdad es que nunca tuve miedo a morirme, sino que traté de disfrutar lo que pude e hice todo lo que estuvo a mi alcance para recuperarme”, señaló.

En este sentido, dijo que lo primordial fue saber escuchar el cuerpo y hacer todos los controles médicos necesarios.

El deseo de ser mamá en pleno tratamiento

Valeria contó que, en 2009, cuando estaba atravesando el cáncer por primera vez, junto a su pareja les nació el deseo de ser padres; y casi contra todo diagnóstico, dos años más tarde nació Joaquín.

“En su momento me habían dado una medicación por cinco años, que no me permitía tener otro bebé. Pero consulté a un oncólogo muy reconocido en Buenos Aires y consideró podía dejar esa droga para poder tener quedar embarazada. Y así fue que en el 2011 nació Joaquín, a quien le di durante dos años y medio la teta.

Otra vez… cáncer

Valeria señaló que se venía realizando los controles periódicamente, hasta que en 2017 le diagnosticaron nuevamente la enfermedad; “pero esta vez mucho más agresivo, más rápido”, indicó.

“Me tuve que volver a hacer todos los estudios y resultó que era maligno, así que me tuvieron que hacer una mastectomía unilateral. Hoy no tengo una mama. Fue un proceso largo; pero a cada uno lo tomé como un aviso y como una oportunidad de cambiar la forma de vivir”, relató.

Acompañamiento

Valeria destacó la importancia del acompañamiento a los familiares de los enfermos también, al considerar que “ellos tienen más miedo que el que yo tenía, porque no sabían si me iba a morir o no. Uno que lo padece, sabe qué es lo que le pasa por el cuerpo; pero el que acompaña no sabe si va a ser el último día que te ve; entonces es muy importante la contención del entorno”.

Ayudar… su objetivo

Tras haber superado la enfermedad, Valeria contó su intención es ayudar y acompañar, desde su experiencia, a las mujeres estén atravesando el cáncer.

“Me gustaría generar un espacio para colaborar y contribuir con aquellas personas que estén atravesando un cáncer o acompañando a alguien que lo padece. Me llenaría el alma de felicidad poder armar una red de contención junto a médicos, psicólogos, maquilladoras, peluqueros y gente que quiera donar cabello; personas que estén dispuestas a ayudar”, sostuvo.

Finalmente, expresó: “Hoy no soy la que era ni hace dos meses. La base de todo es el amor hacia uno mismo y hacia el otro y la gratitud de estar vivos. Por más que estemos con un tratamiento, tenemos la opción de elegir vivir un día más o dejarnos caer”.