Foto: German Ruiz

Osvaldo Arduh era de esos tipos excepcionales. Y con esto quiero decir que una persona que, sin importar quien seas y cómo te veas, te mantiene la mirada y el saludo constante, en el mundo de hoy ya es alguien excepcional.

El mundo del basquet despide a un entrenador pero, principalmente, a un buen tipo que dentro de ese mundo naranja -extenso en nuestro país, por cierto- siempre trató de unir a la comunidad bajo los simples valores del deporte: solidaridad, respeto y humildad.

Tuvo muchos logros deportivos, por supuesto. Atenas en la actualidad, Barrio Parque, Unión de Sunchales, San Isidro, Instituto. Sólo por nombrar algunos, podría incluir también Deportivo Norte de Alta Gracia. Ascensos, en varias categorías. Un entrenador con la capacidad absoluta de ocupar los desafíos deportivos que le imponían. O se imponía. Un conocedor y, principalmente, veedor del basquet. En todos sus niveles.

 

“Un día jugamos en General Paz Juniors y, sentado en la tribuna y mirando el partido U15, se me sienta al lado Arduh (su hijo dirigía al equipo local) y me dice: “¿Cómo andás profe?”. Casi una hora charlamos, de todo. De mi equipo y mi club en ese momento, de Los Topos y un montón de cosas más. El entrenador de Atenas se sentaba al lado mio a charlar, hermoso”, recuerda su colega carlospacense, entrenador de la Selección Argentina de Basquet para Sordos e Hipoacúsicos, “Chalo” Britos.

Lo reconocen y despiden cientos de mensajes en las redes sociales. Colegas, familia, el mundo basquetbolístico y el que no lo es también. Osvaldo Arduh se interesaba por el otro, lo escuchaba. No importaba si eras profe de minibasquet de San José de la Dormida o Rubén Magnano, el utilero o personal de limpieza. Eso hace que sean ‘grandes’ las personas.

“Era un tipo con códigos, de esos que se miden por reglas simples y claras”, fue lo primero que me dijo Britos. A los 54 años se nos adelantó el Turco Arduh. El mundo del basquet lo llora-mos.

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