La Quiropraxia, tal como la conocemos hoy día, tiene una fecha de nacimiento precisa: el 18 de septiembre de 1895. Y tiene un creador: Daniel David Palmer.

Y, premonitoriamente, no nació de la cura de un dolor de espalda, una ciática o un tortícolis sino de la cura de una enfermedad orgánica: una sordera.

Claro que D.D. Palmer no fue el primer hombre en ajustar una vértebra subluxada, pero sí fue el primero en sistematizar los ajustes y el primero en darle un nombre.

El 18 de septiembre de 1895 practicó su famoso ajuste en el portero negro del edificio en el que tenía su consultorio, Harvey Lillard. Aquí está la descripción del hecho en sus palabras:

“Harvey Lillard no podía oír el ruido de las ruedas de los carruajes que pasaban por la calle o el tictac de un reloj. Le pregunté la causa de su sordera y me informó que 17 años atrás, después de hacer un esfuerzo en una posición agachada, sintió algo que se le movió en la espalda y un dolor agudo e inmediatamente quedó sordo. Un examen me mostró que una vértebra estaba fuera de su posición normal. Razoné que, si esa vértebra era puesta en su lugar, el oído del hombre debería ser restaurado. Con este objetivo a la vista, una conversación de media hora me permitió convencer al señor Lillard de que me deje hacerlo. La volví a su posición usando la apófisis espinosa como palanca, y pronto el hombre pudo oír como antes. Esto no tuvo nada de accidental, fue hecho con un objetivo, y el resultado esperado fue obtenido. No hubo nada de rústico en ese ajuste, fue específico, tanto que ningún otro quiropractor lo ha igualado”.

Parecía estar al tanto del uso de la manipulación vertebral por los antiguos griegos, y describe la manipulación que hizo así:

“He dicho de palabra y por escrito repetidamente y ahora enfáticamente vuelvo a afirmar que no soy la primera persona que repone una vértebra subluxada porque éste arte ha sido practicado por cientos de años. Yo reclamo, de todas maneras, ser el primero en reponer una vértebra subluxada usando las apófisis espinosas y transversas como palancas para llevar a la vértebra a una posición normal, y partiendo de éste hecho básico, crear una ciencia que está destinada a revolucionar la teoría y la práctica del arte de curar”.

Palmer trató durante tres días a Lillard, quien se recuperó completamente. Convencido de haber hallado la causa de la sordera, Palmer se puso a trabajar con sordos. Casi ninguno de ellos pudo volver a oír, pero otros tipos de trastornos mejoraron con sus ajustes: ciática, migrañas, problemas estomacales, cardíacos, epilepsia, fiebres, la visión, respondían a lo que hasta ahora llamaba solamente “tratamientos manuales”.

Conversando con uno de sus primeros pacientes, el reverendo Samuel Weed, sobre qué nombre debería ponerle a la nueva ciencia, éste sugirió “quiroeupraxia”. Del griego kiro: mano, eupraxia: técnica para hacer el bien. Kiroeupraxia: arte de hacer bien con las manos. Pero adoptó “quiropraxia” (hecho con las manos) por su más fácil pronunciación.

D. D. Palmer, cada vez más sorprendido por su efectividad, volvió a sus estudios de anatomía y fisiología para aprender más sobre la conexión entre la fuerza vital, la columna vertebral y la salud. La gran cultura que había acumulado en años anteriores comenzó a dar sus frutos. Desarrolló la quiropráctica a partir de su observación de que los desajustes en la columna vertebral podían interferir con el flujo de información en el sistema nervioso y, en consecuencia, afectar la salud del cuerpo. Al restaurar la alineación y mejorar la comunicación entre el cerebro y el cuerpo, Palmer llegó a la conclusión de que al ajustar la columna vertebral el organismo recupera la capacidad innata de regularse y sanar de manera natural.

 

A partir de su primer ajuste el 18 de septiembre de 1895, la quiropráctica se expandió internacionalmente y se desarrollaron asociaciones y organismos que aseguraron estándares de formación, ética y práctica para los profesionales. Con el tiempo, la investigación científica empezó a sustentar los beneficios de la quiropráctica, lo que contribuyó a su integración en el ámbito de las profesiones de la salud. Hoy en día, la quiropráctica se practica en más de 100 países y es reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una profesión de atención primaria de salud.

Actualmente, la quiropráctica cumple 130 años y sigue siendo una disciplina en constante evolución, apoyada por una base científica que destaca los efectos positivos de un sistema nervioso sin interferencias y una columna vertebral alineada. Su enfoque no solo abarca el tratamiento del dolor o malestar físico, sino también la mejora de la calidad de vida y el bienestar general de los pacientes a través de un enfoque integral y natural de la salud.

Para ser Quiropráctico en Argentina se debe estudiar primero 5 años la Licenciatura en Kinesiología y Fisioterapia y luego un Post Grado de 3 años más.

El Centro Quiropráctico La Cuesta

Centro Quiropráctico La Cuesta está en Villa Carlos Paz desde hace casi 13 años con profesionales altamente capacitados y entrenados para cuidar la columna vertebral de una manera única, científica y natural. Contamos con un equipo formado por el Lic. Testa Eduardo quien además es docente en el postgrado de Quiropraxia en Bs As y el Lic. Albera Fernando junto a 3 asistentes quiroprácticas de excelencia y preparadas para brindarte toda la información que necesites.

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