En una de las paredes más vistosas de Güemes, ese barrio de Córdoba que se convirtió en un reducto esencial para la cultura y la gastronomía, un mural lo convierte en obra de arte. Es Santiago Motorizado, el líder de la banda Él mató a un policía motorizado, una de las últimas “revelaciones” del rock y del indie nacional. La pared es de Club Paraguay y este sábado por la noche, el músico platense volvió a su templo a desplegar lo que sabe hacer: acordes simples, melodías sentidas y canciones con letras de profundidad existencialista.

El público lo vivó desde los primeros acordes de prueba y siguió el show con tiempos de atención sensible y tiempos de pogos tranqui.

 

La vuelta de los shows muestra esa ansiedad contenida de un público que estuvo guardado y de artistas que no soportaban la falta de contacto con la gente.

Santiago pasó de sus temas a los de bandas amigas, a los de su propia agrupación, la que lo llevó a lo más alto en los últimos años. Y también hubo un momento para las canciones que forman parte de vuelta de la serie Okupas, que ya tiene 20 años, pero que en su aparición en Netflix tiene es nuevo toque, esa novedad.

La escena indie está garantizada por Club Paraguay y hay un público que lo agradece.