El debate por la preservación de la arquitectura histórica y el legado patrimonial volvió a estar en debate este jueves en Villa Carlos Paz luego de que obreros sacaran el friso escultórico que homenajeaba a la histórica Casa de los Molina, una de las primeras viviendas de veraneo construidas por Carlos Nicandro Paz, fundador de la ciudad. La escultura, realizada por el artista Carlos Odasso, estaba emplazada en una pared del estacionamiento del supermercado Disco, en la esquina de San Martín y Florida.
El friso fue creado a modo de reparación simbólica cuando se demolió la propiedad original para construir el supermercado y su playa de estacionamiento en uno de los terrenos más céntricos y codiciados de la villa.
Odasso utilizó partes del inmueble derrumbado y objetos recuperados del lago San Roque para confeccionar la obra, que con los años se transformó en una pieza referencial del recorrido histórico urbano.
La casa había pertenecido a Carlos Molina, albacea del fundador, y si bien no se trataba de una construcción ostentosa, representaba el origen mismo de la vida urbana y veraniega en la villa.
El gesto inicial de la empresa al instalar el mural había sido visto como un acto de conciencia patrimonial. Sin embargo, su reciente extracción sin aviso ni resguardo reavivó el debate sobre el escaso cuidado del acervo histórico local.
Una ordenanza de más de 20 años
En 2002, el Concejo de Representantes de Carlos Paz promulgó una ordenanza para proteger los bienes culturales, naturales y arquitectónicos de la ciudad. La norma contempla la preservación de monumentos, conjuntos y lugares con valor histórico, y permite incluso acciones como la expropiación en caso de que sea necesario intervenir.
Sin embargo, más de dos décadas después, no hay claridad sobre qué inmuebles han sido efectivamente protegidos o restaurados. Uno de los pocos ejemplos visibles es el Parque Estancia La Quinta, donde se recuperó un edificio histórico para convertirlo en un espacio cultural y recreativo.
El resto es incierto. Muchos sitios valiosos han sido destruidos, como el chalet “Villa Chichita”, en Alvear y General Paz, frente al McDonalds. Otros permanecen en estado de abandono, y no se ha difundido un inventario actualizado de bienes patrimoniales.
En su momento, el historiador local Piti Bertorello explicó que “de las casas que construyó Carlos Nicandro Paz, no queda nada”. Y si bien reconoció la necesidad de preservar espacios con verdadero valor histórico, también advirtió que no toda construcción antigua puede ser declarada patrimonio.
En ese sentido, destacó como ejemplo real de valor histórico el Castillo Zárate, construido en 1922, que aún permanece en pie en Villa del Lago: “Tiene las primeras tejas de la zona, es una casa de gran valor histórico y arquitectónico, no hay dudas”.
La demolición del friso de la Casa de Molina se suma a una larga lista de intervenciones que ponen en riesgo la memoria urbana de Carlos Paz. La discusión sobre qué preservar, cómo hacerlo y con qué criterios, parece más urgente para la Comisión de Identidad Carlospacense en una ciudad que ya perdió buena parte de su historia tangible.










