¿Te pusiste a pensar qué sería de Carlos Paz, del Valle de Punilla, de Córdoba, sin las montañas? ¿Qué sería del mundo sin ellas? A partir de esa consigna, las Naciones Unidas celebran este domingo el Día Internacional de las Montañas con el objetivo de apoyar acciones sostenibles que beneficien a los habitantes de las montañas.

Las montañas cubren entorno a un 22% de la superficie terrestre y desempeñan un papel fundamental en impulsar el crecimiento económico sostenible del planeta.

No solo proporcionan sustento y bienestar a los 915 millones de personas que habitan las regiones montañosas —aproximadamente el 13% de la población mundial—, sino que las montañas también benefician a los miles de millones que viven en las llanuras.

El Día Internacional de las Montañas tiene su origen en 1992, cuando la adopción del Capítulo 13 del Programa 21 «Ordenación de los Sistemas Frágiles: Desarrollo Sostenible de las Zonas de Montaña», marca un hito en la historia del desarrollo de las zonas de montaña durante la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo.

El creciente interés acerca de la importancia de las montañas llevó a la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas a declarar 2002 como Año Internacional de las Montañas. En esta ocasión, la Asamblea General de la ONU declaró el 11 de diciembre «Día Internacional de las Montañas», a partir de 2003.

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En Carlos Paz y la región la polémica es permanente en torno a qué se puede y qué no se puede hacer con nuestras laderas. Desde hace unos años, por ejemplo, está prohibido construir sobre el cordón montañoso de la ciudad que fue declarado intangible, o sea, no se puede tocar ni modificar. Y si bien quizás hayamos llegado tarde y ya se le hizo mucho daño a las laderas, se dio un paso adelante mirando hacia el futuro.

 

A pocos kilómetros de la ciudad está el Parque Nacional Quebrada de El Condorito, un refugio para la preservación del medioambiente y, a la vera de la autopista Justiniano Allende Posse, se encuentra la Reserva Natural de la Defensa de La Calera, en donde tampoco puede intervenir la mano del hombre en materia de construcciones.