Roberto Cabrera está al frente del Centro Terapéutico Integral Pro Joven y trabaja con los problemas generados por las adicciones en los municipios de Carlos Paz y La Falda.

Esta semana, a partir de la difusión de una estadística que señala que los adolescentes comienzan más temprano con el consumo de sustancias como el alcohol y la droga, Carlos Paz Vivo! lo entrevistó para saber su opinión sobre este tema. Además, habló sobre la intervención de la Justicia en el caso de la Clínica de Cannabis.

“Lo que tratamos de hacer con los procesos que hacemos en Pro Joven es también trabajar sobre la inclusión social, las inserciones; de incluirlos socialmente porque muchos de estos chicos abandonan el colegio o no consiguen trabajo y están bastante inactivos”, dijo.

-¿El consumo de alcohol y drogas cada vez se da a más temprana edad?

-Este tema se tendría que hablar más seguido, por lo menos una vez por semana. Habría que hacer estadísticas, información porque hoy toda la gente habla sobre esto, que los chicos a los 12 años se drogan. El consumo de alcohol tiene una incidencia muy fuerte en la provincia de Córdoba y en el Valle de Punilla también, y hay zonas más problematizadas que otra. La edad de primer contacto ronda esa edad, 11-12 años. Hay casos en los que puede llegar a más temprana edad, es una estadística. El primer contacto favorece tener acceso a otras sustancias, como, por ejemplo, la marihuana. Sin embargo, no es que todo el mundo que consuma o tenga su primer contacto ya va a consumir marihuana y después de ahí siga la carrera.
Al tema del alcohol nosotros lo trabajamos con los adolescentes en donde hay un exceso de consumo, no hay un joven que te diga que si no toma alcohol no se divierte, para que voy a ir a bailar si no consumo alcohol. Hay una ley, una ordenanza que prohíbe el consumo de alcohol a menores de 18 años, que no se respeta en ningún lado.

-Sobre el cannabis medicinal ¿Qué piensa del tema?
– Lo tomo con pinzas, en realidad es eso, cannabis medicinal, no tiene cercanía con lo que nosotros hacemos o con lo que nosotros trabajamos. En realidad la planta de cannabis es la planta que da marihuana, pero lo que se extrae no tiene nada que ver con el THC que es el que da este efecto psicoactivo. Hay una ley que prohíbe tener estas plantas, hay una ley que prohíbe todo. Abrir una clínica de cannabis y tener plantas, está en contra de la ley. Nadie está en contra del efecto sano que produce la tinta premezclada con aceite, todo ese proceso que no tiene comprobación científica, pero mucha gente dice que le sirve y que la ayuda por eso uno no puede estar en contra. El THC que es la parte psicoactiva es la que no se utiliza en la clínicas; la gente confunde todo porque no se explica bien. Habría que hacer notas todos los días para comprobar cómo funciona esto del cannabis medicinal. Yo opino que no está mal, no puedo ponerme en contra de algo que le haga bien a las personas en su físico y por alguna enfermedad. Siempre y cuando se extraiga el THC que es la parte psicoactiva y dañina para el cuerpo. Pero si tenés la planta en tu casa, ya pasa a ser un problema legal; porque tampoco se termina de entender que hay una ley.

– ¿No piensa que habría que rediscutir la ley?

-Lo que hay que discutir es la reforma de la ley en cuanto a esto que está pasando. No se puede seguir deteniendo a personas que no hacen un daño a terceros, pero sí son detenidas porque hay una ley que dice que lo que está haciendo está prohibido, esa es la parte controversial. Sea utilizada para el modo que sea, si te la encuentran en tu casa vas preso, no tiene otro punto. Por eso el ataque nuestro, no es en contra de las bondades de la marihuana sino contra una ley que hoy por hoy tiene que ser modificada de algún modo. En algunos casos han detenido a personas que tienen una vida sana, incluyo mayores de 60 años, que utilizan la marihuana con fin medicinal; pero ha sido detenida por tener muchas plantas en su casa. Antes allanaban una casa y te tiraban el televisor, la computadora, el teléfono, el lavarropas, te dejaban la casa vacía porque decían que era producto de la venta de marihuana, y le agarraban con dos plantitas de medio metro. Esas cuestiones hay que revisar. Eso los destrozaba socialmente ya que tenían familia, trabajo y pasaban meses presos en los que había que conseguirse un abogado al que había que pagarle entre 60 y 80 mil pesos. Eso no se habla, sino que se habla de que si la marihuana es linda o fea, o si los chicos se drogan. Todo se encierra en una cuestión económica. Con el narcotráfico se gana dinero, con la excarcelación se gana dinero.

-Los juzgados están llenos de este tipo de causas de narcomenudeo…

-Son increíbles todas las causas abiertas que hay en el juzgado. La policía de la provincia debe ser la que más quiere que se cambie esta ley, a no ser el que se beneficia con eso. Pero la policía ya debe estar cansada de detener a gente que no tiene nada que ver con lo que es el delito, pero tienen que hacerlo porque consumen marihuana u otra sustancia. Los juzgados tienen más de 12 mil causas en proceso, hay personas que no pueden ser detenidas ni juzgadas, la mayoría de personas son comunes y corrientes, que por esta cuestión son detenidas, porque justo iban a comprar marihuana a un lugar donde se vendía y son detenidos. El gasto es increíble, hay a una parte del Gobierno que le sirve este gasto, porque el gasto tiene que estar.
El cambio de ley no se plantea en discusión con los técnicos. En la Cámara de Senadores y en la de Diputados se implementa un proyecto y no van a una base de discusión, no se basan en eso para cambiar la ley, simplemente es porque a un partido se le ocurre o porque un partido quiere ir en contra del otro. No depende de tu salud o de un técnico que lo proponga. Por eso, estas informaciones que salen en un diario son importantes.
Cada vez es más bajo el primer contacto con las sustancias. Los valores familiares no son los mismos que los de antes, esta cuestión del dinero, de la sociedad del consumo influye todo en el cuidado de los hijos. Entonces los hijos tienen accesos y posibilidades de hacer lo que se le da la gana a edad más temprana. No por irresponsables sino porque hay otras responsabilidades que van metiendo las sociedades constantemente.