Un grupo de científicos estudia las razones del deterioro que afecta a las rocas que sirven de soporte para las pinturas rupestres, tan características de la Reserva Cultural Natural.

El estudio posibilitará contar con un diagnóstico para aplicar medidas a fin de mitigar los procesos naturales y geológicos que afectan a las rocas. Esto, a su vez, favorecerá la conservación de las pinturas que los nativos plasmaron en numerosos aleros, ubicados en las últimas estribaciones de las sierras bajas del norte de la Provincia de Córdoba.

La Reserva Cultural Natural Cerro Colorado tiene unas 3 mil hectáreas, dentro de las cuales están los cerros Colorado, Veladero, Vaca Errana e Intihuasi.

La investigación lleva por título “Estado alterológico de los aleros con pinturas rupestres de Cerro Colorado: Evolución geoarqueológica y medidas para su conservación”, cuya dirección está a cargo de la Dra. María Marta Sampietro Vattuone, directora del Laboratorio de Geoarqueología de la Universidad Nacional de Tucumán y el Dr. José Luis Peña Monné, Benemérito de la Universidad de Zaragoza.

María Marta Sampietro realizó importantes investigaciones sobre el arte rupestre en el Noroeste argentino. José Luis Peña Monné, por su parte, es un científico español especializado en areniscas, y realizó estudios en las sierras de Albarracín, en la región conocida como el Levante en España.

El estudio está dentro del marco de la Ley 5543 de protección de los bienes culturales, cuyo organismo de aplicación es la Dirección de Patrimonio Cultural, dependiente de la Agencia Córdoba Cultura.

El arqueólogo Luis Tissera, profesional del organismo provincial que está a cargo del Museo Arqueológico de Cerro Colorado, señala que en la zona hay “dos tipos de deterioros, uno es de origen antrópico, es decir provocado por las personas o el ganado, que se puede manejar, y otro que es natural y tiene que ver con la geoquímica de las rocas y el ambiente”.

“En este sentido estimamos que hay ciertos elementos que están acelerando ese deterioro por lo que su estudio nos dará un diagnóstico de situación, alero por alero, donde los especialistas nos propondrán algunas posibles soluciones”, agrega Tissera. “Hay muchas variables ambientales que van afectando las pinturas y entender el problema es vital para aplicar soluciones”, concluye.

Interés de la litología

El principal material que compone los aleros en Cerro Colorado es la arenisca, una roca sedimentaria formada por materiales detríticos -es decir, como resultado de la descomposición de una masa sólida en partículas-, muy abundantes en todo el mundo.

“Desde el punto de vista de la alteración físico-química, son rocas que se comportan de forma idéntica a como lo hacen otras rocas granudas -como granito, granodiorita, calcarenitas-. Sus procesos de alteración dan lugar a morfologías de gran espectacularidad por lo que han sido intensamente estudiados”, detalla la introducción al trabajo de investigación presentado por María Marta Sampietro Vattuone y José Luis Peña Monné.

“Este tipo de roca, al ser muy favorable, por sus procesos evolutivos, a la formación de aleros o abrigos ha sido intensamente usada por el hombre para su ocupación. Si además, le añadimos que en la mayor parte de los casos da lugar a superficies de roca de grano relativamente fino, su utilización como soporte para grabados y pinturas rupestres es muy idónea”, desarrolla la fundamentación.

En la introducción, los especialistas aclaran que “los mecanismos involucrados en la degradación de los soportes son de carácter mecánico (o físico) y químico”, por lo que se analizarán distintas variables para uno y otro caso.

Los estudios, cuya estimación es de tres años, se realizarán en base a la extracción de muestras que, desde luego, no alteran el estado las pictografías existentes. Su conclusión permitirá adoptar medidas para la preservación de los aleros, especialmente en aquellos donde las pictografías de nuestros antepasados perviven a través del tiempo.

Un paisaje en estudio

El arte rupestre en Cerro Colorado alcanzó notable repercusión gracias a una nota periodística de Leopoldo Lugones, “Las grutas pintadas del Cerro Colorado”, publicada en 1903 en el diario La Nación.

En 1930, el investigador escocés George Gardner publicó el primer trabajo sistemático sobre estas fascinantes pinturas. Años más tarde, el ingeniero noruego Asbjörn Pedersen (1950, 1954) reprodujo más de 25 mil dibujos distribuidos en grandes paneles. Rex González (1942) retomó estos trabajos y profundizó en el análisis estilístico de las pinturas diacronizándolas y poniéndolas en relación con motivos de otras regiones.

Eduardo Barberian y Axel Nielsen realizaron estudios sobre el deterior de las representaciones comparando los trabajos de Pedersen y Gardner. En ese sentido, estuvo orientado otro trabajo de Erika Bollé, quien también analizó el deterioro de algunas pinturas.

La diferencia con la investigación que esta semana comienzan a desarrollar la Dra. María Marta Sampietro Vattuone y el Dr. José Luis Peña Monné, es que ésta aportará posibles soluciones a la problemática.