Convertida en un clásico de la primavera, la carpa de música electrónica explotó de jóvenes aficionados a tal género musical. DJ´s, “música al palo” y mucho color, desencadenaron el pogo en la carpa ubicada a la altura de calle Gobernador Ferreyra, y con la espectacular postal de fondo del Lago San Roque.

Sin perder el ritmo de la música, Benjamín se mostró contento por tener la posibilidad de poder escuchar su género favorito, en una fiesta en la que prima el rock y el cuarteto.

Y Lucila, destacó el hecho de poder divertirse de una manera sana, desmitificando a su vez la necesidad de consumir alcohol y otras sustancias para seguir el exigente ritmo que demanda la electrónica. “No hace falta más que amor por la música; lo demás es mentira”, afirmó.