PhoTortul 1797
“Ponchito del Tucumán”
Calle Tucumán – V. C. Paz
Mayo de 2020

Si Don Ata le cantó al ‘Vientito del Tucumán’… mirá si no puedo escribir algo sobre un ‘Ponchito’ que aparece, todos los días con precisión sarmientina, en una galería de un antiguo (pero magnificamente conservado) chalecito de la calle Tucumán.

El Chalet ‘Nonita’, que tiene toda la pinta de ser un auténtico ‘Bonzano-Ferreyra” (como La Casita de mis Viejos’), tiene todos los días de la vida, un poncho albiazul prolijamente colgado en una de las columnas.

Lo vi al pasar un día de verano.

Pensé que lo estaban ‘oreando’… víctima de la humedad de un viejo placard.
Pero no.

Lo vi de nuevo, al subir la Tucumán en pleno otoño pandémico.

Al tercer… al quinto… al enésimo día que alli lo veo, ya lo imagino motivo de algún ritual.

Y curioso consulto, modernamente, vía messenger, con la Marce Pallaro. Porque el ‘Chalé Nonita’ es, desde que me acuerdo, de la familia Pallaro; del Quito, de su adorada Isabel Baberián (que se le adelantó hace poco… como diría el Yndio) y de sus hijos Marcela, Juampa y Rubén.

Varios cumples viví allí adentro por ser amigo del… ‘Pallarito del medio’.

Hasta acá no se explica lo del Ponchito Albiazul de la calle Tucumán. Pero Marcela devela el misterio en pocas líneas:

-“Absolutamente todos los días, Papá Quito saca el Ponchito ese, de Talleres de Córdoba, y lo cuelga de ese ganchito, como cuando tenía el Baratillo Serrano, allí cerca, al lado de la Farmacia Berra, y lo entra por las noches, por miedo a que alguien se lo lleve”.
Misterio revelado, aunque lógico.

Quito Pallaro, ícono de los Azules de La Cuesta, miembro casi estable de La Mesa de Los Galanes del centro, y comerciante de toda la vida… es hincha fanático del Club Atletico Talleres de Córdoba.

Como será de fana que hasta tiene un yerno, el querido Oscar Cámara, que jugó desde 1977 en las inferiores de la T, hasta llegar a la gloriosa Primera en 1984, para formar importantes duplas en la zaga central albiazul. El Oscar, además de quitar pelotas magistralmente, por aquellos años ochentosos, ‘le robó’ al Quito su mejor joya: LA NENA.

Pero Pallaro asimiló bien ese ‘afano’, tal es así que de esa pareja ya terminó siendo Bisabuelo. Si, Vicente y Olympia son sus bisnietos, pero para completar la ‘Foto de la Cómoda’ no debo saltearme a los nietos: Leonel, Joel y Tiago Cámara; María Luz, Mateo, Emilio y Amadeo Pallaro.

El Quito Pallaro fue un titán del laburo. Lo prueba sus actividades en el Hotel Panambí, en el Rancho Porá, junto a su hermano Jorge, en la Librería Heraldo, el El Baratillo Serrano (donde ya colgaba pilchas de ganchitos)… y más acá en el tiempo, y ya delegando en sus hijos, el Súper Show Calzados y los Súper Show Deportivos en ambos centros.

El logo del Súper Show no podía tener colores diferentes a los del Ponchito… dicho sea de paso. Azul siempre azul… y blanco inmaculado.

Días atrás lo pesco en pleno momento del “rito Tallarín”, colgando ‘el trapo’ como un loco de La Barra de la T. Le pego un grito desde la vereda y al verlo sonreír gatillo:

Click… click…

Si sospechas que la foto y la nota están armadas… puede que tengas razón… ¿pero eso a quién le importa?!?

Quito deja el ‘Ponchito de la Tucumán’ colgado y camina despacio hacia mí.

Yo paso la Canon de Modo-Foto a Modo-Video con la rapidez con la que Angelito Bocanelli picaba pegado a la raya derecha del Cható.

Ya cerca, con distancia social, rejas de por medio, lo arrebato como hacia el Tigre Bravo en el área chica y le pregunto por Daniel Willington:

-“Fue lo mejor que vi, querido”; me dice con voz pausada pero clara. Y agrega: “Y todo ese maravilloso equipo que vino luego, con el Hacha Ludueña, la Cata Oviedo, la Rana Valencia…Galván”.

Quito Pallaro sabe de fútbol, con su hermano Jorge, El Chicho Principe y otros, brillaron en el Atlético Carlos Paz por años… tanto en la cancha como en la dirigencia. A punto tal se destacó que hoy, el Estadio de La Cuesta lleva el nombre de los Hermanos Pallaro.

Dije que sabe, y hasta supo pasarlo a tinta, al ser Periodista Deportivo ‘ad hoc’, con seudónimo y todo: ‘El Ruso Azul’. Así firmaba sus certeras y ácidas columnas en el Serranías y en el Bamba, sin ocultar su ‘militancia’, tanto para alabar a los jugadores del Atlético… como para criticarlos.

El Quito sigue jugando su partido en la Vida, ya sin su compañera de siempre, La Isabel, pero rodeado de su familión. A esta altura del partido, un alemán de nombre jodido (siempre tienen nombres raros los teutones) le roba algunos recuerdos en pelotas disputadas, como si fuera Beckembauer o Mathaus… pero el Quito contraataca como aquel Talleres del Maestro Bravo, de Labruna… de Don Amadeo Nuccetelli. O avamza como La Primera del Atlético Carlos Paz en la Liga de Punilla.

-“¿No le dicen nada los primos ‘celestes’, cuando ven el Ponchito al subir la Tucumán?!?”

-“No, Gringo, todos saben que soy así… y me saludan bien”.

Me despido del Quito, intercambiando saludos para Don Tórtolo, otro que sigue jugando partidos en el mismo torneo, y lo veo volver para el interior del Chalé Nonita.

No estoy seguro si al pasar al lado del Ponchito de Talleres, del Ponchito de la calle Tucumán, no lo saludó de una manera especial, como hacían los cracks de antes… los que amaban esos colores como si los llevaran tatuados.

Sí, creo que hizo un gesto futbolero.

Y sino lo hizo… me lo imaginé. Que es lo mismo.

A fin de cuentas los Ritos tienen mucho de pasión… y mucho de imaginario.

Pero que el Ponchito está en la Tucumán, subiendo, a la izquierda, te lo firmo ya… porque siempre está.

#QuitoPallaro

#PeronsajesDeLaVilla

#TalleresDeCordoba