El reconocido comerciante de nuestra ciudad, Osvaldo Daniel Simes murió este jueves y hay dolor en la comunidad.

Además de comerciante, tenía una mente prodigiosa para las matemáticas y se ocupó de ser profesor particular de muchos carlospacenses.

Hace unos meses, Luis Tórtolo se lo encontró en un bar y trazó un retrato de este personaje tan querido en la villa en sus ya clásicas Photortul.

PhoTortul 1442
“Llamilcito Simes”
Lucky – San Martín y Gral. Paz – V. Carlos Paz
Abril de 2019

La lluviecita de otoño y el fresquete abrupto me apuran el paso a la salida del Macro de la Lisandro, tras renovar mis penurias…y al cruzar la General Paz, espío a estribor las mesas de la Confitería Lucky, del amigo Zurro y lo veo:

Es el legendario Turco Simes !!!

Claro que si. Que dudas caben ?!?

Los Simes son un Clan, una familia grande, esparcida por el largo y flaco Valle de Punilla, con destacados exponentes en Tanti (serían los Simes ‘Chelqueros’) y en La Villa de Don Carlos Nicandro (los Simes ‘Viejas del agua’), y todos Ellos son personajes singulares, y a todos se les dice: “el Turco Simes”.

Y acá está, tomándose un cafecito, el más Simes de todos los Simes:
Osvaldo Daniel Simes Simes.

Doblemente turco, doblemente Simes porque lo es por parte de padre y por parte de madre.

Simes Simes.

Otro viejo apodo, de muchos años atrás es: “Llamilcito”.

Ocurre que un tío de mi personaje de hoy, era el crack Llamil Simes, héroe, goleador, artillero… y muchas veces tapa de ‘la biblia’ deportiva que era El Gráfico. Huracán, Racing y Tigre gozaron con los goles de este crack cordoobés, y era lógico que a Osvaldito, de chiquito, le caiga el apodo…en diminutivo. Pero a Llamilcito, más que el futbol, le gustaba el Basket y el ajedrez. Y pelear a los árbitros según se cuenta en el legendario Club de Pesca, donde el turquito iba a jugar con su mascota: un mono. El día que a Llamilcito se le escapó el monito por los fondos del CPCP, que daba al mismísimo lago (olvídate que hubiera costanera), fue todo un suceso.

Dueño de un cerebro poderoso para las matemáticas y una memoria prodigiosa, al menos para las cosas que le interesan, se destaca también por sus partidas de ajedrez. Por estos tiempos, las contiendas en la cuadrícula de #OchoPorOcho se dan en el Hotel Italia, al lado de la Optica Zecchín, donde me invita a comprobar sus duelos con otros cráneos de este deporte ciencia…milenario.

A decir verdad, el Osvaldo Simes Simes me invita ahora un café, pero estoy apurado en serio…y además estoy sin mi camarita de video, cosa que no me perdonaría: la de no poder grabar algunas de sus vivencias en esta Villa, su Villa…que es mi Villa también.

-“Me acuerdo del Turquito Chaín…y un montón más que me saludan por la calle. Algunos ni me acuerdo sus nombres”; me confiesa El Profe acariciándose el mentón, probando el café, ignorando la el vasito de soda, ninguneando la medialuna…y saboreando el faso número 5 millones.

Yo, que zafaba con decoro en ese tipo de materias, tengo recuerdos imborrables de calorones tremendos adentro de mi FIAT 600 blanco, chapa X197175, con calcos caseras (hechas de contac) de AC/DC y RIFF, esperando en plena siesta, la salida de mi gran amigo Gerardo Vaccarone, alias El Colo, que se llevaba a diciembre hasta el recreo, y que salía de ese “cadalso” siempre con cosas locas para contar acerca de El Turco.

La Pedagogía de El Turco Simes incluía algunos “correctivos sonoros y doloros” que HOY, Siglo XXI no serían bien vistos por padres modernos…o por campañitas de escraches en redes sociales.

-El Turco te embocaba un coscorrón en la cabeza si te pescaba boludeando; me confiesa 35 años después, con los hechos ya prescriptos, y el pelo más blanco, El Colo. Académico como el Llamil Simes original.

Y me dice más: – “Un día le conté a mi Viejo que El Turco me había cascado, con la excusa de no ir ese día a particular, y ‘El Bocha’ me contesta que ese castigo estaba…consensuado con El Turco en el arreglo monetario, transado en las callecitas del centro”.

Había también, según otro eximio (no ex simio) estudiante crónico del Turco Simes, el Ricardito Tonarelli, un cuartito llamado ‘La Cámara de Gas’ donde la tortura por no entender ‘el teorema de Thales’, la ‘fórmula del ácido clorhídrico’ o la secuencia de ‘números primos’…te podía conllevar un encierro veraniego de varios minutos en ese cuarto sin aberturas…claustrofóbico.

-“Hasta que no lo aprendas no salis”; era la consigna pedagógica que no figura en ningún libro de Paulo Freyre, en un tórrido febrero con olor a marzo.

Siempre sentí envidia por no haber participado de ese grupo de “alumnos descarriados” que terminaban amando al Turco Simes y sus métodos (eficaces a fin de cuentas) de enseñanza. Algo así como no haber hecho la Colimba y estar huérfano de anécdotas es esos tópicos de charlas infaltables en los asados de machos.

Planos, cafecitos, monito, alfiles, básquet, Cámara de Gas…aritméticas en 8×8…y miles de cosas mas que quedan afuera de este humilde posteo al paso…me indican que tengo que ir a buscarlo otro día al Turco…a “Llamilcito” Simes, allá al Hotel Italia, para grabar sus recuerdos con mi camarita de video.

Lo saludo con un apretón franco por sobre el casco de su moto y lo dejo tomar su cafecito. La soda intuyo que quedará intacta.

Enrocamos los números de teléfonos para quedar enganchados…porque Yo quede recontra enganchado por su magia, como en una variante Tartakawer.

Jaque a los recuerdos…con el querido Turco Simes, un loco lindo del pueblo.

#PersonajesDeLaVilla

#ElTurcoSimes

#HeroesCarlospazonzos