Después de cinco años de ruta, el aventurero argentino Pablo Imhoff, conocido en redes como “Pablito Viajero”, logró completar su travesía de Ushuaia a Alaska en una Honda C90 EconoPower de 1992, transformando una idea soñada en una historia real de superación y constancia.

La aventura, bautizada como “Proyecto Alaska”, comenzó oficialmente en marzo de 2021, aunque el viaje arrancó en 2020 desde Santo Tomé (Santa Fe), su ciudad natal. Imhoff, que hoy tiene 37 años, había renunciado en 2014 a su trabajo como óptico contactólogo en Rosario para convertirse en viajero a tiempo completo. Su primer gran viaje, “La Vuelta a la Argentina en Gilera”, lo llevó por las 23 provincias y las Islas Malvinas en una moto de 1970, y fue el punto de partida para una vida nómade.

En este nuevo desafío, Imhoff recorrió más de 50 mil kilómetros atravesando 15 países, desde el sur profundo del continente hasta el extremo norte. En el camino sorteó múltiples obstáculos: quedó varado un año en Ushuaia por la pandemia, enfrentó tormentas en la puna jujeña, celebró su cumpleaños acampando en el Salar de Uyuni, y debió enviar su moto por camión desde Costa Rica a Honduras por restricciones en Nicaragua. Todo, mientras documentaba cada tramo en su canal de YouTube, que hoy supera 1,5 millones de suscriptores.

Una filosofía sobre ruedas

“La moto es el equilibrio perfecto: te da la libertad de una bicicleta, pero la potencia de un vehículo grande”, decía desde Costa Rica en 2023. La “Econo”, como bautizó a su Honda C90, fue equipada con alforjas de cuero, un baúl de madera y una toma de 12 voltios, reflejando su estilo de viaje simple, austero y en contacto directo con la gente y la naturaleza.

A lo largo de la travesía, recibió el apoyo de una comunidad que lo sigue desde sus primeros videos. En cada país, encontró albergue, ayuda y amistad, lo que él mismo destacó como lo más valioso del recorrido: “Lo que me llevo son las experiencias con la gente, las amistades, los recuerdos, la buena onda”.

Este 14 de julio de 2025, al anunciar su llegada a Alaska, dejó un mensaje simple y emotivo en sus redes: “¡Gracias a todos los que formaron parte de este sueño!”. Aunque no precisó si su destino final fue Prudhoe Bay, el punto más al norte accesible por ruta, su historia ya quedó sellada en el corazón de miles que lo acompañaron desde la pantalla.

Pablo Imhoff no solo cruzó un continente: demostró que los grandes sueños también se pueden cumplir a baja velocidad, si el motor principal es el deseo de vivirlos.