En Atlético Carlos Paz, el fútbol femenino no es solo una disciplina deportiva: es una semilla que germina con raíces firmes y brotes nuevos cada temporada. Este 2025, esa semilla dio un fruto histórico: la categoría Sub 15 se consagró campeona y obtuvo el ascenso a la Primera, un logro que trasciende la tabla y marca un paso clave en el desarrollo integral del proyecto.
La estructura de la disciplina avanza en forma escalonada: Primera División, Sub 17 y Sub 15, con la idea de incorporar Sub 13 el año próximo. El enfoque es claro: formar jugadoras desde edades tempranas, no solo para competir, sino para construir identidad y futuro.
Como explica el coordinador del área, Cristian Luna, el proyecto es “formativo en primera instancia; si los resultados acompañan, mejor, pero lo esencial es la formación de la persona y la jugadora”.
Un plantel joven que empuja desde abajo
La Primera División cuenta con 28 jugadoras, de las cuales una parte importante tiene entre 15 y 17 años. Es decir, la base del equipo mayor ya se nutre del proceso juvenil. Esa conexión generacional también explica el rápido crecimiento de la Sub 15, que inició este año como una apuesta institucional y se transformó en una pieza clave del proyecto.
El grupo trabajó desde el primer día con disciplina, constancia y sentido de pertenencia. “No faltaban nunca, eran un grupo unido, competitivo y ordenado”, destaca Luna.
Del trabajo individual al juego colectivo
El proceso tuvo etapas bien marcadas: primero lo técnico, después lo táctico y finalmente el orden colectivo. El objetivo no fue solo ganar, sino lograr que las jugadoras aprendieran a comprender el juego, a leer situaciones, decidir y resolver en la cancha. En otras palabras, que no fueran piezas movidas por un plan, sino motoras de su propio fútbol.
El título, el ascenso y algo más grande
El campeonato y el ascenso a la A son la foto que queda para la historia, pero la película va más allá. El proyecto presentado en 2024 al club empezó a mostrar sus frutos, y los logros deportivos son apenas una estación del viaje: lo central es la expansión de la disciplina, la llegada de más niñas, el involucramiento familiar y el fortalecimiento cultural del fútbol femenino dentro de la institución.
Detrás del logro de las chicas hubo un equipo de profesores y entrenadores que se sumaron durante el año y consolidaron el proceso. Sus nombres pueden variar, pero el impacto es visible en cada jugadora.
El objetivo para el año próximo es seguir ampliando categorías, sumar más chicas desde edades tempranas y fortalecer el camino hacia la Primera. El futuro no se improvisa: se prepara.






