Los”chalecos amarillos” volvieron a tomar las calles de París este sábado para reclamar mejoras económicas y sociales en Francia, en medio de un importante despliegue policial que derivó en disturbios, represión y detenciones.

El noveno sábado de protestas tuvo también como escenario la ciudad de Bourges, en el centro geográfico de Francia, una decisión tomada para facilitar la llegada de los franceses de las provincias, representantes en buena medida del movimiento que desde el 26 de noviembre amenaza la estabilidad del gobierno de Emmanuel Macron.

Los enfrentamientos estallaron en las inmediaciones del Arco del Triunfo, en París, en torno a las 14.30, cuando manifestantes encapuchados arrojaron piedras contra la policía y fueron reprimidos con gases lacrimógenos y cañones de agua.

Al menos 53 personas fueron detenidas en París, casi todas por portar armas blancas, informó la agencia de noticias EFE.

A la misma hora, en Bourges la policía comenzó a reprimir a los manifestantes que habían incendiado parte del mobiliario urbano de esa ciudad de menos de 70.000 habitantes.

El ministerio del Interior desplegó un enorme operativo de seguridad, con 80.000 agentes en todo el país, 5.000 de ellos en París.

Además de marchar en la avenida de los Campos Eliseos, los chalecos amarillos se congregaron en la zona de Bercy, frente al Ministerio de Economía y Finanzas, donde los policías antidistubios controlaron el ingreso y revisaron los bolsos de todas las personas que quieren acceder al lugar.

Las autoridades cortaron al tráfico en un buen número de calles en torno a la Plaza de la República y a la Estación del Norte, ante las concentraciones previstas en esa parte del este de la ciudad.