Un puma con albinismo nació en cautiverio en el zoológico Thomas Belt, siendo el primero del país y solamente el cuarto a nivel mundial.

La coloración de todos los seres vivos no es casual, sino que se trata de un proceso selectivo natural causado por la evolución y la adaptación a nivel genético del ser vivo a los ecosistemas. 

Sin embargo, la naturaleza y la genética no son máquinas perfectas y a menudo nos encontramos fenómenos peculiares que se dan de forma insólita y que no siempre tienen que ver con un proceso evolutivo.

El zoológico Thomas Belt en Juigalpa, Nicaragua, ha informado recientemente del nacimiento de una cría de puma con el pelaje completamente blanco y los ojos rojizos, características indicativas de albinismo.

Se trata del primer puma albino nacido en cautividad en Nicaragua, pero su nacimiento es sorprendente no solamente para este país: únicamente hay constancia de cuatro pumas albinos en todo el mundo.

El puma es una especie autóctona de América que está en peligro de extinción. Hoy por hoy se encuentran en libertad principalmente en las zonas sur y central. Por eso, la población nicaragüense celebra el extraordinario nacimiento no solamente por las características de esta cría, sino por la supervivencia de su biodiversidad.

La camada nació sana y está aislada al cuidado de la madre hasta, por lo menos, los tres meses de edad. Aunque por el momento no ha habido intervención veterinaria por motivos relacionados con el bienestar animal, tanto madre como cachorros se encuentran bajo observación. 

¿Qué es el albinismo?

El albinismo es una condición que llama la atención por ser muy poco frecuente, y en el reino animal parece ser más inusual que en el ser humano. Se calcula, según datos extraídos de las Naciones Unidas, que la media mundial de personas con albinismo es menor al 0,1%.

De manera general, esta condición se relaciona con la ausencia de pigmentación, un fenómeno que puede ocurrir tanto en la fauna como en la flora a nivel global. 

La coloración de la piel, pelaje, plumaje o follaje es una característica que identifica y ayuda a diferenciar a algunas especies entre sí. Los organismos obtienen su color característico a través de sustancias específicas localizadas en sus células. Algunos ejemplos de estas son la melanina en las personas y animales, o la clorofila en plantas.

Se trata de una condición genética recesiva, y por eso hay poca probabilidad de que el albinismo se transfiera de generación en generación. Aun así, si ambos progenitores llevan el gen, aunque no sean albinos ellos mismos, existe una pequeña posibilidad de que parte de su descendencia sea albina. 

En humanos y animales el albinismo oculocutáneo -el más común- se caracteriza por la falta de pigmento de melanina extendido en el pelo, piel y ojos, que puede ser parcial o completo, resultando en un color blanco o muy claro con tonos rosados o rojizos.

Esta falta de melanina resulta también en una mayor sensibilidad a la exposición solar y puede producir problemas de visión o auditivos. Nuestro organismo, así como también el de los animales, tiene necesidad de melanina para proteger contra la radiación ultravioleta.

Otros retos de los individuos con albinismo, más allá de las complicaciones físicas, pueden estar relacionados con la estigmatización y la discriminación producida históricamente tanto en el ser humano como en el mundo animal.

Adicionalmente, la fauna albina carece de las capacidades de camuflaje habituales en su especie, exponiéndola a ataques de sus depredadores. 

De esta manera, el albinismo puede afectar a cualquier especie animal. Así, se han observado casos de este tipo en cocodrilos, pingüinos, grandes felinos, elefantes, gorilas, serpientes, ratones, conejos, cebras, jirafas, y mucho más.

No debe confundirse el albinismo con algunas subespecies específicas de animales que presentan una pigmentación blanca. 

Entre toda esta variedad, de vez en cuando hay casos que se hacen especialmente conocidos alrededor del mundo y que el público no ha dudado en visitar con admiración y asombro. Estos son algunos los más famosos ejemplos:

Copito de nieve, el primer gorila albino del mundo, fallecido en el zoo de Barcelona en 2003.

Migaloo, una ballena jorobada albina que vive en libertad en la costa australiana y cuyos avistamientos empezaron en 1991.

Ludwig, el león albino del zoo de Ucrania.

Snowdrop, un pingüino sudafricano trasladado al zoológico de Bristol que falleció en 2004.

Claude, el cocodrilo albino que vive en un pantano de la Academia de Ciencias de California.

Dos ejemplares de jirafa albina en Kenia, África, que fueron asesinadas por cazadores furtivos.

Onya, una koala albina australiana.

Fuente y foto: National Geographic