Foto gentileza Diario Jornada.

Robin Wood, el creador de personajes inolvidables como Nippur de Lagash, Dago, Pepe Sánchez, Dennis Martin, Helena y Mark, murió ayer a los 77 años en Asunción, Paraguay.

Su pareja, María Graciela Sténico-Wood, confirmó la noticia en su cuenta de Facebook. “Acaba de fallecer mi esposo Robin Wood, víctima de una penosa enfermedad”. Desde hace varios años, padecía un mal neurológico que le impedía leer y escribir.

Wood nació el 24 de enero de 1944 en Caazapá, a 205 kilómetros al sur de la capital de Paraguay, y desde muy joven se dedicó a la escritura, a pesar de que apenas había terminado la escuela primaria debido a las dificultades económicas de la familia, inmigrantes escoceses e irlandeses que emigraron desde Australia y fundaron una colonia socialista, Nueva Australia.

“Cursé hasta 6º grado, pero a los diez años leía a Baudelaire, Hemingway Steinbeck”, contó Robin Wood en entrevista con La Nación.

 A lo largo de su trayectoria, Wood creó a más de 95 personajes y escribió más de diez mil guiones de historietas. Llegó a escribir dieciséis en una semana. Para que su nombre no se repitiera tanto en las revistas, tuvo que inventarse seudónimos, como Mateo Fussari, Robert O’Neill, Noel Mc Leod, Roberto Monti, Joe Trigger, Carlos Ruiz y Cristina Rudlinger.

“Yo he sido la primera escritora femenina de historietas”, dijo años después el prolífico creador.

Hablaba inglés, italiano, francés, y escribió artículos sobre cine, historia y arte, participaba de organizaciones no gubernamentales y, para los tiempos sudamericanos, fue un anticipado militante ecologista.

Se lanzaron decenas de libros con sus historias (a las que hoy les cabe la etiqueta de novela gráfica) y, este año, Diego Accorsi, Julio Neveleff y Leandro Paolini Somers publicaron Robin Wood. Una vida de aventuras. Biografía autorizada (El Ateneo).

En YouTube y en la página web de Canal Encuentro, se puede ver el capítulo completo de Continuará dedicado a Wood, donde este dialoga y pasea con el escritor y guionista Juan Sasturain.

Gran riqueza en su producción

A comienzos de la década de 1960, Wood se radicó en Buenos Aires con su madre y estudió en la Escuela Panamericana de Arte, donde conoció al dibujante Luis Olivera, apasionado como él de la sumeriología y con quien crearía la historieta Nippur de Lagash.

A  mediados de los años sesenta comenzó a trabajar para la mítica editorial Columba, que publicó sus creaciones en revistas de gran tirada como El Tony, D’Artagnan, Fantasía e Intervalo, la editorial Frontera (Hora Cero) y Abril, que publicaba Rayo Rojo.

Entre 1966 y 1997, Wood trabajó en más de treinta historias con diferentes dibujantes de la Argentina, como su amigo Lucho Olivera, Carlos Vogt, Juan Zanotto, Ricardo Villagrán, Enrique Breccia y Alberto Salinas, que dio a forma al personaje de Dago, el noble veneciano admirado por Umberto Eco.

Durante su carrera, Wood recibió varias distinciones, entre ellas, la de “Mejor Guionista del Mundo”, en la Bienal de Córdoba, en 1997, y el Premio de Honor en el Festival de la Historieta del Mercosur, en Asunción, en el año 2000. 

El cineasta Enrique Piñeyro tenía el proyecto de llevar al cine Nippur de Lagash, con guión de Wood.

Nómade y aventurero, Wood viajó por distintos lugares del mundo (desde donde enviaba sus trabajos) y vivió en España y Dinamarca, antes de regresar a Paraguay.

“Soy un viajero impenitente, un trashumante, como se suele decir -declaró-. Cuando comencé a escribir guiones, me compré una mochila y una Olivetti portátil y me fui a caminar por el mundo. Durante quince años anduve de un lado a otro. Enviaba mis textos por correo. Esto me permitió tener vivencias que enriquecieron mis textos, pero, por otra parte, tengo que reconocer que no conozco a buena parte de los excelentes artistas que dibujaron mis textos”, manifestó Wood en entrevista.

Admiraba a Héctor G. Oesterheld y Ray Collins. Escribía por cuadros, con aclaraciones sobre los enfoques, los primeros planos, los personajes y sus expresiones. Casi nunca corregía.

Fuente: La Nación