Un estudio descubrió una preocupante relación entre su consumo y problemas cardíacos súbitos entre algunas personas.

Un nuevo estudio publicado en Heart Rhythm, editado por Elsevier, examinó los peligros potenciales del consumo de bebidas energéticas para los pacientes con enfermedades cardíacas genéticas.

Según informa el medio LA TERCERA, en Mayo Clinic se examinó  a un grupo de 144 sobrevivientes de un paro cardíaco repentino, de los cuales siete (5%) habían consumido una o más bebidas energéticas cerca del evento cardíaco.

Si bien el estudio no demostró una causalidad directa, se recomienda precaución y los médicos sugieren que los pacientes consuman bebidas energéticas con moderación.

El investigador principal del estudio, Michael J. Ackerman, cardiólogo genético de Mayo Clinic y director del Laboratorio de Genómica de Muerte Súbita Windland Smith Rice de Mayo Clinic en Rochester, MN, destacó en un comunicado: “El mercado de bebidas energéticas en Estados Unidos ha estado creciendo constantemente en los últimos años, lo que genera preocupación sobre los posibles efectos combinados del consumo de cafeína e ingredientes adicionales no regulados en estas bebidas”.

Además, agregó que las bebidas energéticas no están reguladas por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE.UU. (FDA, su sigla en inglés), por lo que se deben investigar los efectos que puedan tener en los pacientes, ya que es de suma importancia.

Las bebidas energéticas contienen cafeína que oscila entre 80 mg y 300 mg por porción, en comparación con los 100 mg en una taza de café preparado.

Sin embargo, la mayoría de estas bebidas contienen otros ingredientes estimulantes, además de la cafeína, que no están regulados por la FDA, como la taurina y el guaraná.

Se ha postulado que los ingredientes altamente estimulantes y no regulados alteran la frecuencia cardíaca, la presión arterial, la contractilidad cardíaca y la repolarización cardíaca de una manera potencialmente proarrítmica.

Ehud Chorin, especialista del Centro Médico Tel Aviv Sourasky y Facultad de Medicina Sackler, Universidad de Tel Aviv expresó: “Se descubrió que un número cada vez mayor de sustancias en la dieta estándar tienen efectos cardíacos no deseados, lo que lleva a considerar una nueva subcategoría en la historia clínica del paciente”.  Y agregó que las bebidas energéticas entran en esta categoría.

“Los hallazgos reportados en este estudio deben verse en el contexto de la gran cantidad de evidencia que sugiere efectos arritmogénicos de ciertos alimentos, especialmente cuando se consumen en grandes cantidades o en grandes concentraciones por personas de alto riesgo”, destacó.

Además de examinar el consumo de bebidas energéticas entre los sobrevivientes de un paro cardíaco repentino, los investigadores también observaron de cerca el tipo de evento cardíaco, así como las condiciones que lo rodearon, como el ejercicio y otros factores estresantes que se sabe que están asociados con factores genéticos.

El Dr. Ackerman explicó: “Si bien parecía haber una relación temporal entre el consumo de bebidas energéticas y el paro cardíaco repentino de los siete pacientes, se produjo una gran cantidad de potenciales ‘agitadores’ que también podrían haber contribuido a una arritmia genética asociada a la enfermedad cardíaca como la falta de sueño, la deshidratación, las dietas o el ayuno extremo, el uso concomitante de fármacos o el período posparto, lo más probable es que el consumo inusual de bebidas energéticas se combine con otras variables para crear una tormenta perfecta de factores de riesgo para a un paro cardíaco repentino en estos pacientes”.

En este marco, Ackerman concluyó: “Aunque el riesgo relativo es pequeño y el riesgo absoluto de muerte súbita después de consumir una bebida energética es aún menor, los pacientes con una muerte súbita conocida que predispone a una enfermedad cardíaca genética deben sopesar los riesgos y beneficios de consumir dichas bebidas en el futuro”.

 

 

Fuente y foto: LA TERCERA