Se llamaba Alberto Véliz pero en Malagueño todos los conocía como al “Maestro”. Era el artista elegido para las fiestas familiares y hasta hace poco sacaba a relucir su bandoneón a cualquier evento al que lo invitaran. Este miércoles falleció en una clínica de Córdoba a donde había sido derivado tras sufrir una descompostura. Tenía 84 años.

Junto a Aldo Fioramontti y Víctor “Coco” Cuello, el Maestro recorrió los bailes de la región desde muy joven a puro tango, valses y pasos dobles.

Había llegado a Malagueño hace 64 años desde su Quilino natal, en donde aprendió a tocar el bandoneón a los 12 años. Al “fuelle” el llamaba su “hermano”, y su timidez y humildad quedaban atrás cuando lo hacía sonar.

“Aprendí a tocar el bandoneón a los 12 años. Humberto, el mayor de mis 11 hermanos, me enseñó los primeros pasos y después yo mismo fui aprendiendo de oído”, le contó Véliz a La Voz del Interior en una nota que le hicieron en 2016.

Su especialidad, los tangos, las rancheras, los pasodobles y las canciones folklóricas.
“Éramos unos caraduras y tocábamos mucho en todas partes”, dice, entre risas.

“Me da vergüenza que la gente me diga maestro”, dijo en esa oportunidad y agregó: “Me siento muy querido y reconocido, y vivo agradeciendo esas muestras de afecto”.

El saludo de Carlos Paz Vivo

El equipo de trabajo de Carlos Paz Vivo abraza al periodista Andrés Ferreyra, nieto de Alberto Véliz, y a toda su familia, entre los que está el deportista Nicolás Véliz (uno de los Murciélagos), en este momento doloroso.

Foto principal: Raymundo Viñuelas/La Voz del Interior