(Desde Brasil) – El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva se afirma al frente del escrutinio en Brasil, al superar por más de tres por ciento de los votos al actual mandatario, Jair Bolsonaro, que consigue alrededor del 44 por ciento, con más del 92 por ciento de los sufragios contados, según datos del Tribunal Superior Electoral (TSE).

Foto Paula Froes

(Foto: Paula Froes).

Durante las primeras horas del escrutinio, el líder del Partido de los Trabajadores (PT) se venía manteniendo por debajo del presidente de ultraderecha.

Para ganar en primera vuelta se necesita el 50% más uno de los votos. Si ninguno de los candidatos alcanza esa cifra, la Presidencia de Brasil se definirá en un balotaje el 30 de octubre.

El Tribunal Superior Electoral contabiliza sólo los votos válidos para elegir presidente, es decir, no incluye a los sufragios en blanco o los anulados.

Foto Paula Froes

(Foto: Paula Froes).

La campaña del Partido de los Trabajadores (PT) cree que hubo un “voto silencioso” a favor del presidente Bolsonaro que no detectaron las encuestas, que le daban a su candidato entre el 50 y 51 % de los votos.

“Se esperaba un voto silencioso hacia el presidente, que debería tener más del 36% de los votos. La campaña fue atípica por eso“, dijo a Télam uno de los históricos dirigentes del PT, que habló en condición de anonimato.

El dirigente comentó que la expectativa es que los votos donde el PT debería recuperar terreno, e incluso vencer la primera vuelta, son los de los estados del nordeste, especialmente los más populosos como Pernambuco, Ceará y Bahía.

Foto Victoria Gesualdi

(Foto: Victoria Gesualdi).

El equipo de campaña de Lula se encuentra en el hotel Novotel Jaraguá de San Pablo siguiendo el escrutinio y estaba previsto que el candidato del PT ofrezca un discurso después de las 20.

Bolsonaro, por su parte, estaba siguiendo el resultado en el Palacio de Alvorada, residencia oficial de Brasilia, después de haber votado en Río de Janeiro por la mañana.

Las mesas abrieron puntualmente a las 8 y cerraron en general a las 17, aunque muchas de ellas continuaron abiertas a la espera de que votaran los ciudadanos que estaban formando fila a esa hora.

La jornada, que transcurrió sin mayores incidentes, se caracterizó por la gran afluencia de ciudadanos, en su mayoría ataviados con ropa verde y amarilla o roja, según fueran simpatizantes de Bolsonaro o Lula, que convivieron en paz en las largas filas formadas frente a los colegios.