Su rostro y su nombre aparecieron en los medios provinciales y nacionales en medio de los incendios que afectaron a las sierras de Córdoba en 2017. Gabriel Molina, el jefe de Bomberos de La Falda, había postergado una operación para ir al frente junto a su gente y hacer lo que lo apasionaba: combatir incendios y ayudar a sus vecinos.
Este viernes falleció luego de luchar contra el cáncer con el mismo valor que el que tenía para enfrentar a las llamaradas de los incendios forestales.
Testimonio de entrega
“Dieron mal unos valores en los análisis, por eso se suspendió la cirugía. El médico ya me pidió que no me estrese, que no me extenúe. Pero esto es más fuerte. ¿Cómo me voy a quedar en mi casa mientras los demás trabajan?”, dijo en esa oportunidad.
Y agregó: “Estar acá también es una manera de despejarme, de pensar en otra cosa. La familia se enoja pero es más fuerte que uno”.
Gabriel Molina había cumplido 57 años y desde los 18 su vocación era ser bombero. Sus restos serán velados en el cuartel de bomberos de la ciudad este viernes a partir de las 21.00, informó La Estafeta Online.
En noviembre pasado fue declarado ciudadano ilustre de La Falda por su “vocación de servicio inquebrantable, superando dificultades de salud que no lo hicieron desistir en su voluntad y accionar por el bien común”.
Además había sido reconocido por la Legislatura de la Provincia de Córdoba por sus 38 años de trayectoria como bombero y su “compromiso, vocación de servicio, espíritu solidario, capacidad y trayectoria en el cuidado de los habitantes de la ciudad y Punilla”.
