Gasta 2 millones de dólares al año para lograr su objetivo claro pero quimérico a la vez: vivir joven por siempre.

Bryan Johnson tiene 46 años, pero asegura que su corazón es el de una persona de 37, su piel la de una de 28 y su estado físico el de un joven atleta.

Johnson relata que tiene un equipo de 30 médicos que controlan todos los días su rutina y recurre a cualquier cosa que el dinero pueda darle con tal de acercarse lo máximo posible a su objetivo.

En concreto, este hombre quiere que sus órganos principales -el cerebro, el hígado, los riñones, los dientes, la piel, el cabello, el pene y el recto- funcionen como lo hacían en su adolescencia.

Y según destacó en una reciente nota con Time, desea llegar vivo a los 200 años.

Su rutina

El empresario, que vive en una enorme casa en California, Estados Unidos, toma 111 pastillas por día. Ferritina para aumentar su hierro, otra con vitamina C y decenas de comprimidos que funcionan como suplementos.

Esa cantidad de pastillas que Bryan ingiere diariamente es la que crea duda en los expertos.

Por ejemplo, Nir Barzilai, de la Facultad de Medicina Albert Einstein de Nueva York, advierte a Time que tomar las píldoras todas juntas podría ser peligroso porque algunos de sus tratamientos “son antagónicos entre sí”. “No es un experimento que aceptemos como científicos o médicos”. Y así como Nir, otros más destacan lo poco aceptable en dicha conducta compulsiva.

Su día culmina a las 9 de la noche e inicia el siguiente a las 5 de la mañana.

Antes de dormir se coloca unos anteojos que bloquean la luz azul y, mientras descansa, está conectado a un aparato que mide sus erecciones nocturnas (tiene, en promedio, dos horas y 12 minutos de erección por noche). Esto último lo utiliza como marcador biológico de edad para su función sexual y cardiovascular.

Lo primero que hace cuando se levanta es pesarse. Después calcula su nivel de hidratación, su velocidad de onda de pulso, va al baño, defeca y recolecta muestras de heces.

Más tarde -todo esto entre las 5 y 6 de la madrugada- utiliza su lámpara de fototerapia para restablecer su ritmo cardíaco, mide la temperatura de su oído interno, se lava la cara; se pone cremas, se aplica un láser en el rostro para controlar las imperfecciones y, finalmente, toma su primera pastilla del día.

A las seis baja a desayunar –un jugo verde con creatina y péptidos de colágeno es su alimento predilecto- y, con la panza llena, va al gimnasio de su casa y se ejercita intensamente durante al menos una hora. Muchos de sus ejercicios están registrados en su cuenta de Instagram, @bryanjohnson_.

Durante el día, Johnson monitorea sus signos vitales y mide sus indicadores vitales.

Mes a mes se somete a procedimientos médicos para mantener sus resultados. Se somete a exámenes de ultrasonidos, resonancias magnéticas, colonoscopias, análisis de sangre y más.

Antes de acostarse, cepilla sus dientes, usa hilo dental y se enjuaga la boca con aceite de árbol de té y gel antioxidante.

Su compleja rutina de estudios y alimentación no es nada más ni nada menos que un sistema de extensión de vida con nombre y todo: Project Blueprint.

Su dieta

Su alimentación es tan complicada como todo lo anteriormente relatado.

Vegetales al vapor; lentejas pisadas; budín de nueces; jugo de granada; aceite de oliva; cúrcuma, pimienta negra; raíz de jengibre. Su dieta es íntegramente vegana (absorbe 1977 calorías por día).

Las comidas de Johnson se sostienen mayormente en el aceite de oliva y en el consumo de zinc. También toma una microdosis de litio para la salud de su cerebro.

“Trato a atletas y celebridades de Hollywood, y nadie va más allá que Bryan”, dijo a Bloomberg News Jeff Toll, un internista que forma parte de su equipo de especialistas.

¿Quién es Bryan Johnson?

Bryan Johnson es un empresario estadounidense del mundo del software que obtuvo su fortuna con 30 años al venderle a eBay su empresa de procesamiento de pagos Braintree Payment Solutions por 800 millones de dólares.

Está separado (actualmente soltero), tiene tres hijos y en su juventud era mormón.

Su hijo mayor sirve en una iglesia mormona, la menor vive con su madre y el del medio, de 18 años, pasa mucho tiempo con él porque lleva a cabo su misma rutina, pero por el momento no practica ninguna técnica de antienvejecimiento.

Antes de vender su empresa, Johnson vivió un duro momento de salud mental y decidió empezar a implementar su peculiar y particular estilo de vida.

“El experimento ha demostrado que un sistema competente es mejor para controlarme que un ser humano. Se trata de un avance que está replanteando lo que significa ser humano”, detalla Johnson en diálogo con la periodista Charlotte Alter.

Casi diez años después de concretar la venta a eBay, Johnson fundó en 2016 Kernel, una empresa de neurotecnología que mide la actividad cerebral a través de un casco especial con el objetivo de detectar las primeras etapas del deterioro cognitivo de las personas.

“Las autolesiones y la decadencia no son inevitables”, destacó Johnson en Bloomberg. Mientras tanto -y a pesar de que el mundo de la medicina opine lo contrario- Bryan sigue con su proceso para vivir 200 años.

Fuente y foto: Clarín