Ramona Valdés fue la madre de los pasteliteros de todo Carlos Paz. Falleció hace cuatro años en medio de la pandemia de Covid y su paso por este plano fue muy fructífero: dejó una descendencia abundante y mucho amor en su tierra.
Los herederos siguen su ejemplo de esfuerzo en la producción y venta de los productos típicos de las sierras: pastelitos, churros y demás.
El puesto de Ramona ante cada elección estaba en la escalinata de ingreso a la escuela Carlos N. Paz. Y este domingo la que está allí es su nieta, Lourdes, junto a su pareja y el bebé que esperan en el vientre de la heredera de los pasteliteros de Carlos Paz.
“Es histórico porque mi abuela ha estado acá año tras año, siempre en el mismo lugar de trabajo. Se ha ido ella y quedó para nosotros. Es como la madre de todos los pasteliteros de la ciudad. Es parte de la historia”, dice Lourdes.
Y agrega: “Hoy es un día muy sentimental más que todo, porque es la primera vez que vengo sin ella. Siempre estuvo acá, así que es muy especial.”
Una historia con los pastelitos
“Desde que nací la veía a mi abuela, a mi mamá, a mis tíos en esta labor. Somos una familia muy grande de pasteliteros. Te criás viendo y aprendiendo. Yo desde los 10 u 11 años ya la ayudaba a pasar los churros o hacer las bolitas, y después te van enseñando”, dice Lourdes
“El trabajo está como dividido: la mamá cocina y el papá vende. Así fue siempre. Es una tradición que dejó mi abuela”, agrega.
Sobre Ramona, dice: “Fue una mujer muy luchadora, muy trabajadora. Falleció hace cuatro años, pero sigue muy presente en todo esto.”
Lourdes y Luis esperan a una niña que quizás siga el legado que dejó su bisabuela en la ciudad.





