Todo es un cúmulo de emociones en un país que vive el fútbol como parte de su esencia, como un torrente de sangre que recorre las calles, pasa por los montes, las sierras, los llanos y empieza de nuevo, cada día.
Y cada cual tendrá su historia para contar, su caudal de recuerdos para abrochar en alguna cajita de la memoria que saldrá a la luz de vez en cuando para los que vendrán después a querer escuchar sobre la epopeya reciente. Los nombres de los héroes están inscriptos con fuego en ese recuerdo nuevo y el de Lionel Messi es que más fuerza tiene. Y quizás el del Dibu Martínez sea el otro nombre que estará siempre ligado a su desempeño en la final ante Francia, con su atajada salvadora al final del alargue y lo que hizo luego en los penales.
En cada pedacito de este país hay historias que tienen relación con ese domingo en que un pueblo entero alzó la Copa del Mundo de la mano de los Lioneles.
Y en un rincón de Carlos Paz, en un arco de palos como los que pululan por nuestra tierra, una abuela de las de antes, con batón y todo, jugó a ser Dibu para (quizás) su nieto vestido (como casi todos los de su edad) con la 10 de Messi.
Las fotos fueron tomadas por Martha María Lupacchini y se reflejaron en ese espejo de Carlos Paz que es EncuentroS por la Villa.
