El slogan estaba inscripto a fuego en distintos puntos de la ciudad: “Si venis a Keops, visitá Carlos Paz”, decía y no fallaba a la verdad. En la época de oro, la disco que en 2019 cumplió 50 años convocaba a miles de jóvenes todos los fines de semana y ese ímpetu casi nunca se detuvo. Hasta que llegó la pandemia de coronavirus.

Eduardo Giordano, propietario de la disco, le dijo a Carlos Paz Vivo que las autoridades sanitarias no aprobaron el protocolo que establecía medidas de bioseguridad para abrir los boliches durante el verano pasado, y que el formato restaurante que utilizaron otros locales nocturnos no está hecho para Keops.

Y la disco está cerrada desde fines del verano de 2020, algo que nunca pasó en su historia.

“Esto nunca había pasado en los 21 años que estamos al frente del negocio. Esto no es por fracaso de la noche”, dijo Giordano.

“Desde el 4 de diciembre (de 2020) en que Córdoba abrió el turismo hemos presentado cuatro protocolos realizados por ingenieros que no fueron contestados técnicamente”, expresó y agregó: “Indican una forma de trabajar, con un aforo del 30 por ciento, la aireación necesaria para renovar el aire de la discoteca, la forma de trabajar en la barra con descartables. Ningún protocolo ha sido leído ni contestado técnicamente”.

Y agregó: “En verano trabajan aproximadamente 80 personas y no nos sirve el sistema bar, Keops es para otra cosa, no dan los números para eso por la infraestructura que tenemos”.

Las fiestas clandestinas como consecuencia

Para Giordano, el cierre obligado de los boliches hace que se generen las fiestas clandestinas que todos los fines de semana se realizan en Carlos Paz y la región.

“Todo esto desemboca en las fiestas clandestinas. Las autoridades son muy inocentes en pensar que los chicos se van a ir a dormir a las 11 de la noche”, aseguró el empresario que agregó: “Se armó un mercado paralelo con todos los trabajadores de la noche, dj´s barman, seguridad, relaciones públicas. Todo ese mercado que se quedó sin trabajo se aplica a esas fiestas clandestinas”.

“Es algo incontrolable, porque cuando un chico tiene el hábito de hacer eso, lo sigue haciendo”, remarcó y aseveró: “Las autoridades tienen que pensar en una alternativa para este tipo de gente. Los chicos no lo van a entender”.