PhoTortul 2453
“Hombre pobre, Hombre rico”
Argüello – Córdoba
8 de abril de 2022

El trabajo en corresponsalía nos deposita a veces en rincones remotos de la provincia, ante personas singulares y ante historias asombrosas.

La de hoy… daría para una mini serie de Netflix.

Marcelo está al borde de sus 60. Se lo ve bien, aunque algo abrumado por el acoso periodístico.

Termina su nota telefónica con Miguel Clariá de Cadena 3, le toca con nosotros para C5N, con Beto Pereyra frente a él, pero con dos periodistas desde estudios centrales… luego le toca con Lalo Freyre…

“… y con 3 ó 4 más que están esperando al teléfono”.
Nos cuenta su mujer, protagonista también de esta novela digna de un ‘culebrón’ colombiano o mexicano.

Marcelo es del bello norte cordobés.
Vive por Villa de Soto pero nació campo adentro. Bien adentro.

La nota periodística dura está en todos los portales, no da para ir con detalles acá.

Acá, en mi humilde álbum personal, voy al foco del momento compartido, en una casita humilde y pulcra, al norte de La Docta, de una de las hijas del matrimonio. Mesa de cocina tiene mantel de hule.

Hay Café… mate disponible… cigarrillo permitido de Ella para El… y está Marcelo en ‘carne viva’ ante el micrófono.

A casi 6 décadas de una ‘relación no consentida’ entre un ‘Nene Bien’ y una joven mujer encargada de las tareas domésticas para ‘La Familia’, hubo un embarazo.

Podía pasar y pasó.

Hubo también una negación.

Hubo una expulsión, sin mucho ruido.

Claro que hubo también toda una vida vivida por este niño que se hizo hombre, desconociendo todo (o casi todo), menos el cariño y el esfuerzo de esa Mamá-Papá… allá en el campo del norte cordoobé.

Marcelo creció, a los 18 años averiguó… buscó… encontró… y se enojó ante el rechazo paterno.

Pasaron más y más años… pasaron cosas… se casó… tuvo hijos… nietos… se quemó cuerpo y brazos laburando en changas y en obras…

Su Madre, en el lecho de muerte le terminó de contar todo. Y cuando dice todo intuyo que es TODO.

Marcelo es dueño de pocas cosas, pero de una educación y una inteligencia campera, casi yupanquiana.
Casi no escribe…
“…aunque leo bien y soy bueno para las matemáticas… gracias al trabajo en las obras”.
Nos dice y le creemos. Habla bien y piensa mejor.

Por estos días, tardíos, algo que la ciencia llama ‘ADN’ parece darle la razón en un 99 coma 99 (y ‘nosecuanto’)… en afirmar que su Padre ‘biológico’… es ese tipo (ya octogenario) de inmensa fortuna, bodeguero, petrolero… que lo ninguneó en su juventud… y siempre.

Justicia que tarda, pero llega. ¿Es Justicia?!?

Terminamos la nota de TV.
Nos tomamos los cuatro un café.
La que manda en la cocina me pasa una foto guapa de Marcelo en sus años guapos, de laburante.
Miro la foto en negro y blanco.
Miro al señor delgado que tengo frente a mi, con la ventana llena de otoño detrás.
Vuelvo a la foto y se la paso… le pido que la sostenga… apunto… encuadro… enfoco… y gatillo…

Click… click.

La chica del termotanque creo que sonrie pícara para la foto.

Este es Marcelo, miralo y reconocelo.

Está historia continuará… en la Vida o en Netflix.

#Herencia
#Identidad
#HistoriasDeVida