El libro de los abrazos de Eduardo Galeano tiene escrito en la primera página: “RECORDAR: Del latín re-cordis, volver a pasar por el corazón”.
Nadie puede evitarlo, al ver una fotografía añeja leer algunas breves palabras o escuchar determinada música recordamos y nos ponemos nostálgicos.
Hay instantes que quedan petrificados, tiesos en nuestra memoria. Después recordamos con distintos matices y según las circunstancias propias. Pero si buceamos un poco, ahí están, siempre están los recuerdos. Lo que nos marcó en nuestra infancia, en toda la adolescencia y que hoy, viendo cómo pasó el tiempo, nos presta alas para poder volver el tiempo atrás.
Existe una cuenta en Instagram que sabe de todo esto. A Cristian Henrik un día se le ocurrió que era una buena idea volver a pasar por el corazón y creo “Argentinaiconos” su cuenta de Instagram.
Allí comparte fotos y videos de hace muchos años. Los trae al presente y está dedicado a los que tuvieron la suerte de probar los “Sugus” originales, a los que estudiaron desde los manuales “Estrada” o alguna vez usaron botines “Sacachispas”.
Golosinas ricas de verdad
Hubo un tiempo en el cual las golosinas eran ricas de verdad, las publicidades emotivas y las galletitas “Variedad” tenían gustos diferentes.
Carlos Paz Vivo habló con el creador de la cuenta que trae la nostalgia a nuestros modernos celulares.
-¿Como y por que fue creada esta cuenta Cristian?
-A la cuenta la manejo yo solo, tengo 50 años y vivo en Mar del Plata. Todo comenzó como un juego, un poco para tirar buena onda más que nada. De a poquito, fue tomando repercusión que hasta me tomó por sorpresa a mí. La cuenta fue mutando porque al principio eran más que nada fotos y subir personajes conocidos o alguna cosa que nos hacia recordar algo y con el tiempo le agregué relatos. A la gente le gustó y fui por el lado de la nostalgia.
-¿Cómo conseguís el contenido?
-Soy comerciante y trabajo en la industria textil y a la página la hago cuando tengo un ratito. Lo hago todo desde el celular, tengo todo en el teléfono. Muchas de las cosas que subo las busco en las redes y muchas me pasa la gente. Fue la gente la que me empezó a llenar de fotos y cosas que tenían guardadas y me dicen “esta es la historia de mi abuela”, “esto era de mi mamá”. Eso me sorprende también, como se enganchan todos y quieren colaborar. A veces te mandan fotos de cosas que no son posteables: por ejemplo, una foto de un florero, un par de zapatos viejos, que por ahí a la gente le parece que trae nostalgia cierto producto pero no son para subir. Yo después explico y no pasa nada. Lo que me distingue de otras cuentas, me parece que son los relatos y las historias que subo: la gente me pide que siga subiendo relatos.
-¿Por qué se te ocurrió crearla?
-Con mi familia éramos de clase media, de la clase media de la década de 1970 y pienso que hay muchísima gente identificada y vivió las mismas cosas que viví yo, en un barrio común y a la gente le gusta que cuente cosas que ellos vivieron. Y eso es lo más gratificante, cuando lo que vos contás les pasó a muchos. Incluso, cosas que vivimos y ya no existen más, como jugar a la escondida y al “ring raje” o estar todo el día en la calle sin que pase nada.
“Un día recibí un mensaje de Mónica Ayos, que estaba en México y me contó que había estado hasta las cuatro de la mañana mirando los posteos y me dijo “descubrí la mejor cuenta de la Argentina, me la pasé llorando”
-¿Cuál es el mensaje que deja la cuenta?
-Que podemos convivir sin la grieta. Intento demostrar que se puede no estar divididos. Hoy por hoy me parece que es lo que más nos complica como sociedad y como país. En los comentarios se ve mucho respeto, no hay discusiones o insultos que es muy común en este tipo de redes. La gente es muy respetuosa: una mujer escribió el otro día “los buenos somos más” y estoy convencido de que es así, se pueden usar las redes para cosas buenas. A mí esto me gusta, no pretendo nada económico, es mi pasatiempo, me hace bien y veo que a mucha gente le gusta y es suficiente.
-¿Qué fue lo que más te sorprendió de los comentarios?
-Un día recibí un mensaje de Mónica Ayos, que estaba en México y me contó que había estado hasta las cuatro de la mañana mirando los posteos y me dijo “descubrí la mejor cuenta de la Argentina, me la pasé llorando”. Mi señora me decía ¿Qué estás haciendo? Y yo le digo “estoy hablando con Mónica Ayos, no molestes’ y no me creía (risas).
Después, algo que fue muy fuerte fue una chica que le leía los relatos al padre que tenía un cáncer terminal, el padre los escuchaba y se reía. No podía hablar, no podía contestar, pero ella me decía “yo le leo lo que vos escribís y siento que le hace bien”. Esas cosas te pegan fuerte, te movilizan mucho. Hay gente que me pone “estoy llorando porque lo que pusiste me hizo acordar a mi mamá o a mi papá o a mi abuela”. Yo siempre trato de contestar todo lo que puedo. Si a alguien le hizo acordar a su mamá, para mí ya valió la pena el post.
-¿Cuáles son las historias más virales?
-Las que menos imaginás. Una vez puse una yerbera y una azucarera de “Tupperware” que me hacía acordar a mi mamá y esa explotó, ni lo pensé, pensé que era una pavada. Pero la gente me empezó a mandar fotos, me decían que la tenían guardada, o me decían todavía la tengo, me hace acordar a mi vieja. Pasa que con una foto se disparan los recuerdos y a la gente la moviliza y a veces uno lo tiene que tener en cuenta, ese es el alcance de las redes. En un momento hice un post preguntando de dónde me seguían y casi me desmayo de la cantidad de países. Desde los lugares más recónditos, porque en cada lugar de esos hay un argentino, ahí creo que tome conciencia del alcance que tienen las redes.
La gente me sorprendió con cosas que yo no esperaba, me invitan a todo tipo de cosas, desde hacerme un tatuaje gratis hasta ir a comer gratis a un pueblito de La Pampa o a manejar el auto del abuelo que tiene guardado en un garaje y me dicen “vení, quiero que lo manejes vos que te gustan los coches”. Me pasan cosas lindas, ahí te das cuenta que la gente esta predispuesta a tener buena onda cunado vos las tratas con respeto.}
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